Su perfume

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Esto no podía estar pasando.

- John, esto no es lo que parece.

Eso esperaba, porque si no ¿Qué demonios significaba el hecho de que Sherlock, su pareja, estuviera en su departamento, en la cama, con una mujer?

- ¿Quién es él, cariño? ¿Un amigo tuyo? - no sabía que a Sherlock le fueran las rubias, supongo que por eso salió conmigo por tanto tiempo.

El hombre que amo se acomoda la camisa, al parecer quería ocultar las pruebas de su infidelidad, que incluso un idiota como yo, podría notar fácilmente. Pero ya era demasiado tarde... esas marcas de besos y mordidas en su torso y cuello las reconocería donde sea. Solía hacerlas yo mismo.

Esa mujer, a la que ni siquiera podía mirar al rostro sin tener arcadas, lo abrazó por detrás. Tan tranquila... como si no sospechara ni notara lo tenso de la situación.

- Así que... así son las cosas ¿no? - musité.

Casi se me cierra la garganta.

Cerré los ojos.

Di cinco pasos hasta chocar con la pared.

Lo único que quería era alejarme de él.

- ¡NO! no, no, no , no - Sherlock prácticamente gritó, y sujetando a la mujer del brazo casi la lanza fuera del departamento. Pude escuchar sus chillidos de indignación -los que puedo entender, fue tirada semidesnuda a la calle de Londres - desde la pared a la que me apoyaba.

Sherlock sujetó mi rostro.

-Abre los ojos, John- murmuró, algo en su voz hizo hervir mi sangre.

No había culpa en ella.

Abrí mis ojos, y las lágrimas se deslizaron por mi rostro sin que lo permitiera, ni notara.

- ¿Por qué? - lo miré directo a los ojos, solo entonces noté el pánico en su mirada.

Me sentía tan traicionado.

Algo debió haber observado en mis ojos, porque cerró los suyos.

Cuando pasaron minutos sin que Sherlock abriera los ojos o dijera una palabra, intenté librarme de su agarre, solo entonces murmuró algo:

- Fue para resolver un caso - dijo de forma rápida - tenía que hacerlo, si conseguía que hablara podría obtener el número de la caja fuerte que tiene tatuado en las piernas y...

- Silencio - dije, sorprendentemente me hizo caso y dejó de hablar - Aún si fuera para un caso, me lo podrías haber dicho...

La única respuesta que recibí fue el silencio.

- Lo siento - Sherlock, mi sociópata , me abrazó.

Suspiré.

- Se que lo que más te importa es tu trabajo, pero al menos no me hagas ver ese tipo "método " para resolver un caso. Ve a saber si otro día llego antes al departamento como hoy...y te encuentro en una posición aún más comprometida.

Mis palabras, en vez de tranquilizarlo, parecieron hacerle decir las palabras que deseaba oir.

- No - Sherlock se mordió los labios - no lo entiendes, John... tu eres más importante para mi. No hay ningún asesino en serie, criminal o ladrón que me haga disfrutar de todo lo que hago como tú.

Ah, el romanticismo característico de los Holmes.

Sin poder evitarlo, reí, y luego de unos segundos lo golpeé ligeramente en la frente.

- Solo no vuelvas a hacerlo, Sherlock.

-Nunca, nunca, lo prometo.

- ¿Ni por un caso?

-... Ni por un caso.

Y nos sentamos los dos en su sillón, besándonos, acariciándonos mientras él me demostraba su amor.

Aún puedo sentir el perfume de esa mujer en su piel.

Su perfume (Johnlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora