𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕡𝕣𝕠𝕙𝕚𝕓𝕚𝕕𝕠 [𝐓𝐮𝐝𝐨𝐪𝐮𝐞☕🐇]

🎬ℂ𝔸ℙ𝕀𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟚🎬

[-🍯-] Hola bella criaturita, agradezco tu interés hacía mi historia y espero que está sea de tu agrado; lee bajo tu propio riesgo y ponte cómod@, recuerda hidratarte y dormir lo suficiente. Bye Bye 🌼

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Era un nuevo día, un nuevo amanecer, nuestro amado conductor despertó con el primer rayo de sol y cantó de las aves; con los ojos entrecerrados palpó el otro lado de su cama como siempre esperando que alguien lo levantara con un beso o un abrazo lleno de afecto y amor pero esto nunca pasaba pues aunque ya tuviera pareja para ella era mejor vivir en casas separadas hasta que él le pidiera matrimonio y así poder vivir juntos, era una mujer muy formal pero con planes muy bien fijados. Levantándose de la cama hundió sus pies en sus afelpadas y cómodas sandalias para ir al baño y poder asearse, mientras el refrescante chorro de agua bajaba por sus parpados obligándolo a cerrarlos el recuerdo de esa noche volvía a hacerse presente, el aroma a colonia y alcohol, el tacto suave de sus labios, el sabor a licor con un poco de tabaco....

— ¡Ahhg! — Dio un grito desesperado por los rápidos latidos de su corazón, sus mejillas se tornaban carmesí con demasiada intensidad y el calor de su rostro lo comenzaba a abrumar, "Quizá es porque me siento con algo de culpa" se dijo así mismo pues se quería convencer de que aquella sensación se debía a la culpa que sentía por guardarle semejante secreto a su mejor amigo pero era algo que se negaba rotundamente a confesar. Terminó de bañarse y enredando la toalla alrededor de su cintura salió para tumbarse sobre la cama, después de unos segundos observando el vació decidió secarse y empezar a cambiarse finalizando con un toque de su colonia favorita, algo le decía que ese día podría ser mejor después de la semana tan exhausta que había tenido anteriormente; se acomodo su reloj, un relox 8,000 de oro, bañado en súper oro, con incrustaciones de diamantes y engranajes de plastigoma, y bajo al primer piso de su gran mansión.

— El desayuno ya esta servido mi señor — Comentó una de las sirvientas, como alguien ocupado prefería tener empleados que ayudarán con la limpieza de la mansión al igual que de varias de sus necesidades, además de que según su sobrina Patana así podría ayudar a gente que careciera de un empleo con un salario justo pues a pesar de que no hicieran mucho solía darles una muy generosa cantidad de dinero y varias horas libres al día dejándoles los fines de semana como días de descanso.

— Gracias Marta — Se sentó a la mesa empezando a comer, un par de huevos fritos con algo de tocino, una ensalada y un licuado muy nutritivo y delicioso; de nuevo la sensación de la soledad, por más que quisiera hablar con alguien todo era muy solitario, la gran mesa que había comprado estaba tan desolada y aburrida, sacó su celular intentando olvidar esa emoción encontrándose con un mensaje de su querida novia pues siempre acostumbraba a darle los buenos días al despertar, "buenos días" se leía en el el texto desde la barra de notificaciones, casi siempre lo hacía con un lindo apodo al lado pero parecía ser que el tema del matrimonio ya le estaba resultando algo molesto, ¿Por qué no casarse con ella si era la mujer a la que amaba?. Guardo el móvil en su saco y terminando su desayuno se despidió de sus empleados, subió al auto muy bien aparcado y arranco en dirección al estudio. 

Durante todo el transcurso del viaje su mente había permanecido tranquila hasta que pasando por el parque pudo visualizar un par de chicos que tomándose de la mano se dirigían la mirada con mucha ternura, uno lo tomaba de la barbilla y el otro depositaba varios piquitos en los labios de su pareja, "Malditas señales divinas" replico con molestia en su cabeza pues parecía que el destino lo estuviera castigando forzándolo a repetir constantemente la escena que deseaba olvidar con todo su ser aunque....¿eso era lo que realmente deseaba?. Llegó al estudio corriendo despavorido tras bambalinas y así estar a tiempo con las maquillistas las cuales lo veían con curiosidad por el sonrojo que se notaba en su rostro pensando incluso en que estaba enfermo; después de comprobar su temperatura y hacerle un chequeo improvisado insinuaron que solo se debía al calor e intentando bajarle el rubor fueron con el elenco para iniciar la jornada laboral.