Final

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Mientras vamos caminando por la acera
siento la mano fría de Chan rozar la mía y no me cuestiono si se trata de un accidente o un atrevimiento; tomo su palma, con toda la seguridad que ahora tengo, y entrelazo nuestros dedos.

Cuando me voltea a ver no me atrevo
a regresarle la mirada, pero noto de
soslayo, como sus labios se curvan ligeramente hacia arriba.

—Repíteme a dónde estamos yendo —pide.

—A la heladería —respondo simplemente.

Como ha empezado el verano, el local
está un poco lleno. Hay mesas repletas
de amigos que bromean, familias que
parlotean, parejas que coquetean.

—¿Crees que piensen que somos amigos? —me pregunta Chan cuando
ocupamos una de las mesas, después de
haber pedido.

—Somos amigos —le digo yo un poco más desanimado de lo que quería sonar.

—Bueno, sabes a lo que me refiero.

Aunque no sé a lo que se refiere, me
abstengo de contradecirlo. Por supuesto
que todos creen que somos amigos, ¿por
qué, sino, dos alfas estarían juntos?

Hago una mueca ante mi propio
pensamiento y miro a mi chico cuando
su mano se extiende por la mesa hasta
apresar la mía.

—¿Qué quieres hacer ahora? —pregunto
cuando la tarde se ha esfumado.

Él se alza de hombros mientras
caminamos sin un rumbo fijo.

Terminamos en un pequeño parque, con
un quiosco en el centro y árboles en los
alrededores, a pesar de que la noche ya
asoma hay un par de familias disfruta
los finales de un buen día.

Nos metemos detrás del tronco de uno
de los árboles y no puedo evitar sonreír
hacia al cielo, aunque las hojas me tapen
la vista de las estrellas.

Chan, a mi lado, me está mirando ya cuando volteo a verlo.

—Me desgastarás —me quejo, repitiendo
sus propias palabras contra él.

Se ríe y niega ligeramente —No puedo
desgastar la belleza infinita —me sigue el juego.

Nos acabamos riendo, tan fuerte, que
incluso un pequeño niño se asoma y nos
mira con curiosidad antes de volver con
amigos a jugar a las escondidas.

Quizá eso es lo que hacemos Chan
y yo. Jugar a las escondidas en un lugar
donde es un poco extraños encontrar a
dos alfas juntos.

—Antes de conocerte odiaba los aromas
dulces, y jamás he probado un bombón,
pero ahora mismo creo que me atrevería
a probarlo —le admito con mi corazón
latiendo tan fuerte que incluso temo que
él sea capaz de escucharlo.

Chan suspira.

—Para ser sincero a mí siempre me gustó la menta —dice haciendo referencia a mi propio aroma.

Muerdo mi lengua y siento un revoloteo
en mi estómago cuando se lame el labio.
Me acercó tanto a su rostro que siento su
respiración mezclarse con la mía.

—¿Puedo besarte? —pregunto entonces.

Sin temor. Porque en mi cabeza no hay
alarmas que me adviertan diciendo que
algo no cuadra.

Se limita a asentir con los ojos cerrados.
Y yo lo beso, porque no hay nada que me
lo impida ni nadie que me diga que lo que hago está mal.

Lo beso porque mi alfa lo desea tanto
como lo hago yo.

Y él también me besa. Pienso que podría morir besándolo.

En medio del beso sonrió, porque Chan es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida.

—Eso fue... wow —dice cuando se separa
levemente, con las mejillas tan rojas como una manzana— Jamás había besado a otro alfa.

Suelto una carcajada —Yo jamás había
besado a nadie —admito y Chan se ríe.

—¿Esto que nos hace? —murmura de
pronto, con preocupación.

Acarició un mechón rebelde de su cabello y lo pasó detrás de su oreja; termino pasando mi pulgar por su mejilla que arde ante mi toque.

—No sé. ¿Somos una pareja? —pregunto,
pero aquello suena más a afirmación que interrogación.

—Supongo que si. O no lo sé. ¿Podemos
serlo? —dice entonces con una sonrisa.

—Somos como un alfa al cuadrado —me burlo antes de que el peliazul me de
un golpecito en la cabeza— Auch —me
quejo entonces.

Mi alfa rueda los ojos antes de besarme
otra vez.

Pero bueno, ¿qué es lo peor que podría
pasar cuando dos alfas se enamoran?

Alfa² 𖥔 Banginho/MinchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora