Día 7: Alien Abroad (Lord Superman x Batman)

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7. Paseo en barco / Viaje por Europa / Alien Abroad.

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#Superbar #LordSuoperman #AlphaKal-El #OmegaBruce #DarkBruce #Bebés.

Lord Superman recibe un omega como ofrenda de paz.


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Bruce contuvo un respiro mientras caminaban a través del pasillo de la nave. Sus instintos de supervivencia le gritaban que huyera, pero su raciocinio le decía que era una estupidez en todos los sentidos. Al menos, ahora estaba bajo la piel de Brucie Wayne y demostrar sus instintos ante los demás no era algo que debería avergonzarle, quizá, si se tratara de Batman hubiera sido otra historia, aunque eso ya no importaba demasiado.

—Su majestad, el líder, Kal de la casa El.

Los presentes, no solo humanos, sino también los kryptonianos, se inclinaron ante el tal Kal-El. Bruce, por un instante, pensó en no hacerlo, pero eso solo empeoraría las cosas, así que, intentando comportarse como un buen omega, lo hizo. Aunque no pudo aplacar su ser interior más rebelde y levantar la vista para ver al líder de Krypton, al fin y al cabo, iba a ser su regalo, su sacrificio; por lo menos, esperaba tener el derecho a verlo a la cara. Kal-El era imponente, nadie movió un músculo cuando puso un pie dentro de la sala, menos cuando los pasos de su majestad resonaron por el pasillo sobre el silencio sepulcral. Bruce vio a todos pegar su vista al suelo y cómo Kal-El, mientras avanzaba por el pasillo de la sala, miraba a todos por encima con una sonrisa de autosuficiencia que se ensanchó en cuanto sus ojos se posaron en él y se percató de que lo miraba sin miedo. No dijo nada, ni Bruce tampoco bajó la vista ni miró hacia otro sitio, ambos se siguieron con los ojos en lo que duró el corto trayecto hasta el trono.

—¿Cuál es la noticia por la que he tenido que venir tan de prisa?

Kal-El se sentó delante de todos, aunque su vista no dejaba de escrutar a Bruce desde donde estaba. El omega siguió desafiándolo con la mirada, incluso después de que todos dejaron la reverencia y el presidente -o al menos el portavoz de la raza humana- le daba un codazo para que abandonara su postura de alerta y rebajara el picor en su aroma que comenzaba a gritar «desafío» a los más cercanos.

—Señor, los humanos han aceptado los acuerdos de rendición —dijo el guardia. — Están dispuestos a doblegarse al nuevo régimen si cesan las matanzas y las masacres.

Bruce vio a Kal-El emitir un suspiro, se recostó en su trono en un deje de aburrimiento. Seguía mirando a Bruce de forma descarada, sin importarle que todos en la sala estuvieran al tanto de su guerra de miradas.

—Bien. Es un trato justo.

—Además, señor... —volvió a hablar. —Como gesto de buena voluntad, los humanos quieren haceros un regalo. —Kal-El asintió, su mano se movió en un deje de aceptación e incitó al guardia continuar, aunque, según la mirada que comenzaba a inquietar a Bruce, estaba más interesando en seguir mirándolo que en escuchar lo que los humanos tenían que ofrecerle. —Os ofrecen, majestad, uno de sus mejores omegas, para, según sus palabras: 'pueda satisfacer todas su necesidades'.

Bruce tragó. Diría que ser ofrecido al Amo y Señor que doblegó la Tierra era injusto, pero se lo había ganado a pulso: Había escondido su segundo género y se hizo pasar por un alfa durante toda su vida, aunque gran parte de eso fue culpa de las restricciones que impedían a un omega 'ser' sin un alfa que lo supervisara, había querido tener el mínimo de derechos humanos decentes, pero su casta solo le daba dos: tener un alfa y parir sus hijos; no contento con romper todas las leyes posibles, se había convertido en Batman y, bueno, eso fue otro escándalo que acabó de hundirlo. Al menos, no lo habían condenado a muerte y, parte de eso, se lo debía a Kal-El, tanto su ruina como su salvación.

Clark Kent Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora