.

2 0 0
                                    


El peso de la duda se posa sobre mis hombros, el estrés me envuelve como una neblina opresiva. No puedo evitar cuestionar mi capacidad como escritora, sintiendo que todo lo que fluye de mi pluma es pura mierda.

Las palabras se convierten en cadenas que me aprisionan, atrapando mis pensamientos en un torbellino de inseguridad y autocrítica. Cada oración que construyo parece carecer de sentido y cada historia que intento tejer se deshilacha en un desorden caótico.

La página en blanco se convierte en un reflejo de mi mente atormentada, un espejo que me devuelve todas mis dudas y miedos. ¿Acaso tengo algo valioso que decir? ¿Mis ideas merecen la atención de otros? El eco de mis propias inseguridades resuena en mi interior, ahogando cualquier atisbo de confianza.

El temor al fracaso se arraiga en mi pecho, alimentando la sensación de que nunca seré suficiente. Veo a otros escritores con sus obras cautivadoras, sus finales que dejan sin aliento y sus personajes que cobran vida en las páginas. ¿Por qué no puedo lograr lo mismo?

Cada intento de escribir se vuelve un desafío, una batalla interna contra mis propias expectativas. Me comparo constantemente con otros, sintiéndome inferior y sin encontrar mi propia voz. El miedo al rechazo y al juicio ajeno me paraliza, impidiéndome explorar nuevas ideas y arriesgarme en el arte de la escritura.

Pero, en medio de esta tormenta de autodesprecio, recuerdo que soy más que mis dudas y mis fracasos. Soy una escritora en evolución, una artista que encuentra su camino a través de la perseverancia y el aprendizaje constante.

Aunque a veces me sienta perdida en un mar de palabras incoherentes, sé que cada intento, cada borrador imperfecto, es una oportunidad para crecer y mejorar. Mi voz merece ser escuchada, incluso si no siempre encuentro las palabras adecuadas.

"The darkness of the nights consumes my mind."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora