2. Peppa

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-¡Eso es mentira!

-Es verdad, Hayley no te mentiría de esa manera. Este tipo casi ve mi cosita- murmuro la ultima palabra.

-Y tu casi ves el suyo- respondió.

-Si bueno, yo aparte la mirada. No es algo con lo que quisiera tener pesadillas.

-¿Como se llama el chico?

-Wes Peterson.

-¿El flacucho pecoso con cabello rojo, del equipo de baloncesto?

Rodeó los ojos.

-Si ese- respondió- No esta tan flaco.

Estaban en la habitación de Amelia. Hayley había insistido en que fueran a su casa para que le contara de su pequeño inconveniente. A lo que ella accedió. Su papa estaba abajo viendo Peppa junto a su pequeño hermano.

-Dices eso porque te gusta- comenta Hayley moviendo una sola ceja.

-No seas idiota. No me gusta para nada. Odio sus pecas y su cabello de zanahoria.

-¿Te dijo que es virgen?-pregunto Hayley tomando el recipiente lleno de salsa sin palomitas.

-Lo dudo. Aunque nunca se sabe.

-Es lindo, pero si te creo lo de virgen- contesto lamiendo el recipiente.

-Tu que sabes Hayley- la empujó.

-Ame, no es uno de los mas guapos del equipo de baloncesto. El seria como mi ultima opción- miro el recipiente-Vamos por mas palomitas.

Bajaron las escaleras, se escucharon tiernas risas en la sala de estar, fueron a la cocina y tomaron un paquete de palomitas. Metieron la bolsa de palomitas en el microondas. Se quedaron en silencio, hasta que la voz del personaje de Peppa se escucho hasta la cocina.

-Alguna vez te has preguntado porque hay una serie para niños llamada Peppa- pregunto Hayley que estaba recargada en el refrigerador.

-¿Te refieres a su doble sentido?- preguntó.

Asintió con la cabeza.

-Los mocosos como mi hermanito aun tiene su inocencia y no son unos pervertidos sexuales que encuentran el doble sentido, como tú-respondió irónica.

Hayley medio se rió- Pero para mi Peppa significa Vagin...

Hayley no termino de decir la ultima palabra, gracias al fuerte codazo que Amelia le dio en la barriga. El hermanito de Amelia apareció en la cocina confundido, era un pequeño niño de seis años con cabello castaño y ojos grandes azules.

-Irvin, ¿qué paso?- pregunta nerviosa.

Hayley se retorcía del dolor abrazando su estomago.

-Solo vengo por una soda- respondió abriendo el refrigerador con fuerza, tomando una soda de sabor cereza.

Abrió la soda y se volteo hacia Hayley.

-Estas bien?- preguntó con una voz de intento de hombre grande.

-Si, eso creo. Ve corre a ver Peppa- responde recuperando aire.

-Bueno, son raras. ¿Lo sabían?- y salió corriendo derramando gotitas de su soda hacia la sala.

-Eso estuvo cerca- dijo Amelia pasando una mano por su frente.

Hayley la miro y forzó una sonrisa.

-Lo siento- sonrío Amelia.

El microondas comenzó a hacer ruidos indicando que las palomitas estaban listas y las sacaron del microondas. Salieron de la cocina yendo hacia las escaleras, pero la voz de su padre la llamaba:

-¡Gorda!- la llamaron desde la sala.

Le hizo señas a Hayley de que subiera a la habitación.

-Gordita- la llamo de nuevo su padre.

Su padre de cariño le decía "Gordita" o "Gorda". De pequeña Amelia era una niña regordeta, pero su madre decidió llevarla a clases de gimnasia y comenzó a adelgazar, con el tiempo solo fue una forma de llamarla.

Llego a la sala y su padre estaba sentado en el sofá con el brazo de Irvin alrededor, se colocó junto al sofá poniendo su mano en la cintura.

-Gorda, tu madre llamó- dijo su padre mirando la televisión, ninguno de los dos lo hizo.

-¿Que quiere?- soltó amargamente.

-No quiere que llevé a tu hermano a su casa, quiere que tu lo hagas. Para que te quedes a cenar con ella, tu hermano y su novio.

-No gracias, prefiero comerme miles de barras de chocolates- se cruza de brazos.

-Amelia eres alérgica al chocolate.

Sus padres eran divorciados. Se habían divorciado cuando Amelia tenia doce años. Su madre había estado engañando a su padre, lo peor de todo es que Amelia lo sabia. A sus doce años ella se percataba de que su madre salía con alguien mas a almorzar y no en forma de amigos. La odiaba por eso. Ademas su madre odiaba el hecho de que se hubiera teñido el cabello de rosa, hace dos navidades la había pasado con ella obligada por su padre, en ese entonces solo tenia las puntas de rosa. Su madre enloqueció al verlas. Y para hacerla enojar mas se lo tiño todo completamente.

-No estoy jugando papa, solo iré a dejar a Irvin y no me quedare. ¿Ok?

-Ame, tu mamá quiere que comas con ella, solo será eso y regresas casa- dijo tranquilo.

-Papá, ¿para que iría? ¿Para que me diga que mi color de cabello es horrible y no le gusta?

-No es horrible, amor- comienza a decir-Pero es algo exagerado- murmura.

-¡Papá!

-Irvin, campeón. Ve por tu pelota saldremos a jugar.

Irvin salta del sofá y va en busca de la pelota. Su padre se levanta del sofá.

-Cariño, solo preséntate. Solo esta vez.

-Lo haré por ti, no por ella. No quiero verla.

-Papi, ya la encontré- apareció Irvin mostrando un balón de fútbol.

-Gracias gorda- su padre la beso en la frente.

-Pero sigo creyendo que preferiría comerme un bote de Nutella completo- rió Amelia.

Su padre tomo de la mano al pequeño y cerraron la puerta.

Amelia fue a su habitación y encontró el plato sin palomitas y solo con salsa. Hayley estaba acostada en la cama.

-Hayley, desgraciada. ¡Te las acabaste!- dijo recargándose en el marco de la puerta.

-Yo tenía hambre, tu te tardaste. Me
las acabé- contesta dando una vuelta en la cama.

Amelia se sentó en la orilla de la cama junto a Hayley.

-Escuche que iras a la casa de tu madre- dice Hayley chupando su dedo manchados de salsa.

-Para eso si estas bien atenta- responde riéndose.

-¿Me crees una chismosa? Bueno si lo soy. Ahora, ¿iras con tu mamá?

-Si a dejar a Irvin y ella quiere que me quede a cenar.

-Ame, intenta solo comer. Porque te conozco, puedes decir las cosas sin pensarlo- dice colocando su mano en el hombro de Amelia.

-Intentaré. Bajemos a ver una película, la sala esta desocupada.

Hayley la abrazo fuertemente y bajaron a la sala.

Amelia sabia que Hayley podía ser toda una chica que le toma doble sentido a todo... Y chismosa. Pero cuando ella la necesitaba, era la primera en estar presente. Por eso la consideraba su mejor amiga.

-¿Podemos ver algo de comedia?, tengo ganas de quitar este ambiente deprimente.

Amelia WalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora