Mi corazón pesa a veces, sobre todo en las mañanas... Nadie me habla, pero la noche me conforta, la luna muchas veces me habla.
La necesidad de amar y ser amado está presente desde siempre, pero nunca fui recibido con la misma reciprocidad.
Me gustaría ver el mar, sobre todo cuando siento que tengo que ser insincero, o que tengo que huir, o que tengo que odiar... cuando en realidad me muero por recibir un cálido abrazo, una palabra que me entienda cuando estoy en medio de la tormenta.
Comprensión y compasión, no palabras duras siendo arrojadas hacia mí, palabras que se sienten como espadas incrustadas en mi piel. El saber que, no importa cuánto lo pida, el amor que quiero no lo voy a recibir. Al menos no de ti
Pero mi corazón descansa un poco, al menos a veces, cuando pienso en que tal vez... En algún lado... alguien me está esperando, alguien que me quiera tal como yo sólamente puedo ser.
Y aunque no lo puedo ver, las noches se hacen menos pesadas y puedo respirar a la mañana. Puedo seguir adelante, cuando me aferro a la esperanza y la fe de que todo (de alguna forma) va a estar bien.