Si no me agarro a mí mismo,
Es posible que me quede atrapado.
Si no me doy un empujón,
Si no me agarro la mano y sigo hacia adelante,
Estos sentimientos depresivos podrían costarme.
A veces me digo,
¿Por qué luchar?
Y es verdad, no hay nada por lo que luchar, ya no tengo ganas de levantarme. Estoy tirado en el río de la vida,
Esperando a que todo pase.
Hay muchos días, días en los que quiero correr muy lejos, fantaseando ir a las montañas... Dónde me imagino como un niño, puro e inocente, sin remordimientos.
Dónde salto y dejo de ser victimario de mis propios sueños. Dónde me imagino en paz conmigo mismo, dónde me veo rodeado de personas que entienden lo que es perderse e intentar volver a encontrarse.
¿Hace cuánto que no estoy así? Estos sentimientos son tan intensos, casi podría decir que me hago adicto a ellos. Pero no puedo dejarme vencer, le hice una promesa al viento aquella vez...
Oh, pero sólamente dios sabe cuánto lo quiero, la profundidad de la vida puede ser dolorosa a veces. Y aquí estoy, preguntándome nuevamente que es lo que puedo hacer para que este abismo deje de doler
Porque por más que pida ayuda en estos momentos
¿Realmente la quiero?
¿O sería mejor hundirme y desaparecer, quedarme varado en el desierto y dejar de pretender?
Tal vez, con el tiempo,
lo pueda saber.
