•Capitulo 10•

39 14 0
                                    

Elena

Después de un rato, estoy en mi casa. Vero me dejó y se fue para su casa. Estaba cansada de tanto caminar, y después del paseo que tuve con Pierce, me encantó mucho salir con él. Como él dijo: «Sólo somos amigos.»

Claro, créetelo si quieres, pero yo no. Siempre será mi chico de ojos verdes.

—Claro, sí, él no es nada mío.—me digo a mí misma recostada en el sofá, que por cierto, es muy cómodo.

Vamos a echarnos una siestita.

Me quedé dormido durante bastante tiempo, no sé cómo, pero tenía mucho sueño. Me desperté por un ruido, parecía como si alguien estuviera tocando la puerta. Me asustó mucho ese ruido tan fuerte. Me levanté rápidamente y fui a ver quién sería. Me asomé por la ventana, porque ni creas que voy a abrir la puerta para ver si es un ladrón, ¿quién sabe? Por aquí vive mucha gente rica y no seré el primero.

Si fuera un ladrón, no tocaría la puerta para pedir permiso si puede entrar o no, obvio.

—Bueno, eso sí es verdad.—me digo a mí misma.

Cuando me asomo, no veo a nadie, solo veo una calle vacía. ¿Habrá sido mi imaginación? Me estoy volviendo loca. En ese momento siento un ruido, pero es en la cocina, como si algo se hubiera caído.

Ay Dios, cuídame y protégeme.

Agarro la escoba, ¿quién sabe? Yo me sé defender muy bien. Vivía en un barrio y nadie se metía conmigo, pienso mientras camino sigilosamente hasta la cocina.

¿Por qué esta casa tiene que ser un poco más grande que mi casa anterior?

Abro la puerta con cuidado y no hay nadie, reviso y sí hay un plato roto en el suelo, lo recojo y lo tiro a la basura y en ese momento me asusto porque siento a alguien detrás de mí.

Ay, Dios, no me abandones.

—Hola—me dice alguien detrás de mí, su voz suena conocida.

¡¡AHHHHHHH!!.—exclamo asustada y le golpeo en la cabeza con el palo de la escoba.— ¡¡NO ME MATES!! ¡SOY MUY JOVEN PARA MORIR, AHHHHH!.—le grito y le doy patadas.

No lo veo muy bien ¿era un chico? Como esta oscuro, llevaba una chamarra negra y me parecía conocido. El chico está tirado en el suelo después de los golpes que le di. Bueno, se lo merecía.

—Ay, basta, no me pegues más, manzanita —dice retorciéndose de dolor.

—¡Pierce! —digo y me agacho para ayudarlo— Lo siento mucho, perdóname.

—Tranquila Manzanita, fue mi culpa. Solo quería asustarte, pero las cosas se me fueron de las manos y terminé recibiendo una golpiza.—dice con un poco de dolor.

—Ay, lo siento. Bueno, te lo merecías por haberme asustado de esa manera —le digo un poco molesto.—Ven, te voy a curar. ¿Te lastimé muy fuerte? —le pregunto.

—Pues claro, mira cómo me dejaste —dice burlándose—imagínate cuando te asustas golpeas así, y cuando estés molesta mejor no me lo imagino—se ríe y luego se queja del dolor mientras le coloco un pañuelo con alcohol en la mejilla.

—Ay, no seas malo, hazlo con cuidado.

—Bueno, te aguantas, o no te curo —le dije—todo es tu culpa por haberte metido en mi casa así como un ladrón, ¿y si hubiera llamado a la policía qué hubieras hecho?.

—Bueno, sí la tuve un poco— dice— y sí hubiera venido la policía, salgo corriendo y listo.

—Ah, claro, y yo quedo como una loca —digo un poco molesta mientras aprieto el pañuelo en su cachete.

—Ay, Manzanita, no te pongas así. Perdóname tú a mí, es mi culpa. Okey —me dice de forma convincente.

—Okey, y una pregunta, ¿a qué venías a mi casa? —pregunto.

—Venía a verte, pero toqué la puerta varias veces y nadie respondía. También te llamé y pensé que te había pasado algo, por eso entré por la parte de atrás y decidí darte una sorpresa. Pero me tropecé y se cayó un plato, así que me escondí. Luego pasó lo que pasó.—dice, y es verdad lo que dice.

—¿Y por eso decidiste asustarme?.

—No pensé que ibas a reaccionar así, te lo juro.—me dice.

—Bueno—le digo.— Quédate quieto para poder curarte.

—Okay—me dice.

Después de curar a Pierce, le di una pastilla para el dolor. Siempre mi mamá me deja en casa por si acaso me da dolor de cabeza... porque en verdad le di fuerte con la escoba en la cabeza. Aún no supero lo que acaba de pasar, pensé que era un ladrón y resulta que era Pierce, está loco.

Sí, pero es mejor que sea Pierce que un verdadero ladrón. ¿Qué esperabas, chica?

—¿Quieres un vaso de limonada?—le pregunto a Pierce, quien está recostado en el sofá.

—Sí, sí quiero—me responde.

Le traigo la limonada a Pierce y estuvimos hablando de muchas cosas. Le comento que salí con mi hermana al centro comercial. Él también me cuenta que juega fútbol americano en un equipo del instituto y que es el capitán, además de ser hijo único y muchas cosas más.

—Me agrada ser tu amiga—le digo.

Claro, sí, obvio, solo tú te lo crees.

—A... aa mí también me agrada ser tu amigo—dice él— ah, me tengo que ir.

—Así, ¿por qué no esperas a que se te pase? —le digo.

—No, no importa, tranquila —me dice y luego se levanta del mueble.

Me dirijo con él hasta la puerta.

—Hasta luego Manzanita —me dice, un poco triste. No hace falta preguntarle, se le nota y ¿no entiendo por qué.?

—Adiós, Pierce—le digo cerrando la puerta.

No sé qué le pasa a Pierce. Me dirijo a mi habitación para irme a dormir. Este día fue muy complicado. Empezó bien pero terminó algo extraño. Me di una ducha, me puse mi pijama y me fui a acostar en mi camita. Recibí un mensaje de mi mamá que decía que iba a llegar en un ratito y le contesté que me iba a dormir porque estaba tarde.

Y después de un rato me quedé dormida....

✧✧✧•✧✧✧•✧✧✧•✧✧✧•✧✧✧•✧✧✧

Espero que les allá gustado este capítulo (⁠ ⁠◜⁠‿⁠◝⁠ ⁠)⁠♡

Comenten, Síganme y voten ♡

•Un amor incondicional• [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora