The Black Widow

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La joven arpía escogía a la víctima  apropiada, con una sola mirada a los ojos, te desnudaba el alma y sabía desde ese instante si podía atraparte en su entramada tela de araña.

Sus armas de seducción eran efectivas al 99%  y una vez te había echado el lazo era imposible escaparte.

Quién me mandaría a mí, aquel caluroso 6 de agosto, entrar en aquel antro de mala muerte, y invitar a aquella hermosa hembra a un tequila.

Nada más verla allí sentada, en la barra, me cautivo y al mirarla a los ojos me hipnotizó de tal forma que no pude resistir la tentación de aproximarme a ella.

Con el primer tequila humedeció sus esponjosos labios, dejando un brillo especial en ellos, en ese instante me habría abalanzado sobre ella para besarla, pero el sentido común freno mi instinto animal.

Cada vez que la miraba recordaba noches de pasión que había vivido bajo la luna llena desde la suave arena de la playa.

El olor que desprendía el perfume de esta chica me transmitia una relativa calma y una calurosa pasión. Aún no habíamos mediado palabra y ya íbamos por el tercer tequila, a mi cuenta claro, en ese preciso momento salieron las primera palabras de su boca: Mi nombre es Ann, ¿me acompañas a casa?

Ann tan bella como letal. ¿Quien habría imaginado que tal hermosa mujer fuera un engendro creado por el mismo diablo?

Su irresistible olor era veneno para los hombres, una fragancia especial, única, desconocida por mi olfato y tan adictiva que ningún chico podía resistirla.

Y así fue, su embriagador perfume  me condujo junto a ella, a su casa.   Es en estos instantes cuando deberíamos recordar los refranes y advertencias de nuestros padres, tales como “nunca vayas con extraños” o “nunca aceptes el caramelo de un extraño”, pero el calentón me impedía pensar con claridad, ¿Quién diría que no a una noche inolvidable con tal bella mujer?, ¿Que hombre soltero o incluso casado rechazaría una velada así?  Y allí me encontraba, semidesnudo en su cama, esperando a que ella me desvelara sus encantos y su auténtico rostro.

Yo ya estaba recostado y ella permanecía frente a mí, observándome con aquella mirada penetrante y misteriosa que me hacía pensar: Pronto entrará en acción.  En ese preciso momento, mientras la esperaba, intuí que algo no iba bien.  No la conocía de nada, no habíamos casi ni hablado, y ya me había llevado a su casa. ¿Qué clase de mujer haría eso? y encima, no desprendía ni el mísero gesto de duda o de temor.

Pero ya era tarde, para escapar. de una tacada se despojo de la piel Mostrando su verdadero rostro, horrible, asqueroso, repugnante, sus manos se convirtieron en patas como las de una araña, se acerco rápidamente a mi, con movimientos rápidos y sigilosos, escupiéndome una especie de tela de araña, que me impedía moverme.

¡Socorro! ¡Ayuda! pero era inútil, este era mi fin. Ya imaginaba los titulares muerto por una viuda negra, si es que dejaba restos depués de haberme zampado.

Una vez me tuvo inmovilizado me dio un pequeño mordisco en el costado.

Con el paso de los minutos, noté como la toxina invadía mi cuerpo,  me había inyectado alguna especie de veneno que me paralizó totalmente, tenía mucho dolor en los músculos y además,  ¡estaba teniendo una erección!  

En ese momento se colocó encima de mí y comenzó a realizar movimientos suaves, haciendo que mis genitales se adentraran en ella. El dolor que me causaba el veneno en los músculos contrastaba con el placer del acto, esa sensación de inmovilidad a la vez que aterradora me producía un cierto morbo del que ya sabía que no saldría vivo.

Y cuando ya estaba  a punto de eyacular, el monstruo comenzó a desgarrarme la carne del cuello con su boca, Mordisco a mordisco, notaba como se llevaba pedazito a pedazito mi vida, lentamente, con dolor y placer a la vez.

Entonces llego el momento álgido del acto sexual, eyaculé y en ese preciso instante ella mes desgarro el cuello de un mordisco, se acabo, por fin descasaba en paz.

Os preguntareis como alguien que ha muerto puede, contar la historia de su fallecimiento. Pues por inverosímil que os parezca algo de mí continua vivo en ella. y a veces, solo a veces, cuando ella duerme, consigo poseerla, y mover su cuerpo y hoy es mi día, tengo hambre, creo que saldré a cazar.

The Black WidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora