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hanagaki disease
En aquella isla, el vínculo amoroso entre Foolish y Vegetta no era un enigma para nadie. No había duda alguna de que conformaban la pareja más sólida y enaltecida de todo el lugar. Desde el instante mismo en que sus caminos se cruzaron, supieron que sus destinos estaban entrelazados. Tenían una conexión que trascendía las palabras y se manifestaba en cada gesto y miradas cómplices que tenían siempre que estaban juntos.
Foolish no podía evitar sonreír cada vez que Vegetta aparecía con un regalo sorpresa en sus manos. La emoción que le embargaba al abrir el contenido y descubrir qué había preparado esta vez su novio, era algo que lo llenaba de alegría. Cada regalo era único para él, una muestra de la dedicación y el amor que Vegetta depositaba en cada uno de sus pequeños detalles. Foolish valoraba cada regalo como auténticos tesoros, guardándolos en lo más profundo de su corazón. Cada regalo se convertía en un símbolo palpable de su conexión y una muestra tangible del cariño que compartían.
Vegetta, por su parte, se sentía profundamente agradecido por la presencia de Foolish en su vida. No dejaba pasar ninguna oportunidad para mostrar con orgullo y felicidad el amor que sentía hacia él ante los demás. Presumir de su relación era una de las cosas que Vegetta disfrutaba hacer con entusiasmo. Sin importar quién estuviera observando, se deleitaba a todos con gestos de cariño que trascendían cualquier límite. Con orgullo, entrelazaba sus manos, dejando en claro a todos los presentes que el chico de ojos esmeralda le pertenecía por completo.
Cada demostración de afecto por parte de Vegetta hacia Foolish era una evidencia más del amor profundo que los envolvía en una pasión constante y apasionada.
La dulce presencia de su hija, Leonarda, era un motivo constante de alegría en sus vidas. Rebosante de energía y amor incondicional, la pequeña iluminaba cada rincón de su hogar, y tanto Foolish como Vegetta la colmaban de cariño y dedicaban todo su ser para proteger y cuidar de ella. Juntos, conformaban un equipo inseparable, dedicado y amoroso para su pequeña.
Cada gesto de ternura y atención que le dedicaban era un reflejo del amor y respeto que compartían entre ellos. Su amor por Leonarda se convertía en un hermoso vínculo que fortalecía aún más su propia conexión.
Dentro de su acogedor hogar, la felicidad y el amor se establecían como soberanos indiscutibles. Foolish y Vegetta se brindaban apoyo incondicional en cada paso que daban en sus vidas. Juntos, compartían risas contagiosas, se aventuraban juntos y disfrutaban de momentos especiales que quedaban grabados en sus corazones como recuerdos imborrables. En la Isla Quesadilla, ellos eran un ejemplo vivo de una relación sólida, basada en el amor y la complicidad mutua.
Sin embargo, esos momentos iniciales solo eran la superficie de su relación, ya que en medio de esa aparente perfección, se ocultaban grietas invisibles.
Foolish había empezado a percibir gradualmente cómo Vegetta se distanciaba. Los momentos íntimos se volvieron escasos, las caricias se volvieron fugaces y las conversaciones profundas se esfumaron en el aire. Inquieto y lleno de amor y preocupación, el tótem no podía ignorar esos cambios que amenazaban la conexión que habían construido juntos.
Los pensamientos intrusivos, como oscuras sombras, comenzaron a nublar su mente, llenándola de dudas y miedos que se aferraban a cada pensamiento. Se consumía en la incertidumbre y la inseguridad, cuestionando su propio valor en la vida de su perfecto novio. Se preguntaba en silencio, en sus momentos más vulnerables, si acaso había perdido su lugar en el corazón de quien tanto amaba.