cosas que hacemos por amor

capítulo I

Cada terminación nerviosa se sentía como si estuviera en llamas, pero estaba tan exhausto que incluso la idea de gritar era demasiado para manejar. Su cabeza colgaba sin fuerzas mientras estaba encorvado tratando de concentrarse en respirar. Sus muñecas estaban atadas a los brazos de la silla con su pierna atada de manera similar. Estaba desnudo de cintura para arriba y la sangre goteaba de los dos largos cortes en su pecho. También se le había quitado la carga de los zapatos y los calcetines.

La sangre también brotaba de su famosa cicatriz de rayo en la frente, bajando entre sus ojos y goteando desde la punta de su nariz sobre la silla y el piso. Su cabello normalmente caótico estaba enmarañado en su cabeza por el sudor.

La habitación no tenía ventanas y era bastante fría, y en ese momento muy oscura, excepto por el hilo de luz cálida que entraba por debajo de la puerta. De vez en cuando pasaban sombras y el joven se ponía rígido en previsión de otra visita.

Harry Potter tomó una bocanada profunda de aire y lo dejó salir lentamente. Estaba enojado por su impotencia y porque una vez más aparentemente fue capturado por su enemigo. Pero aún más preocupante fue que Harry estaba desconsolado. Estaba atrapado aquí porque se había permitido creer que lo que Albus Dumbledore le había dicho era su mayor fortaleza. Harry fue capturado por el Señor Oscuro y sus seguidores porque Harry había amado.

Harry siguió a Ron y Hermione en el Expreso de Hogwarts respirando un profundo suspiro de alivio de que en realidad estaba regresando a Hogwarts. Por un tiempo, parecía que tendría que renunciar a todo y quedarse con una tía y un tío que lo odiaban. Afortunadamente, el Wizengamot había desestimado los cargos y Harry pudo regresar a la escuela con sus compañeros.

Harry sugirió que buscaran una cabaña juntos, pero la mejor amiga de Harry, Hermione Granger, le recordó que ella y su otro amigo Ron tenían que presentarse en la cabaña del Prefecto para la instrucción de comienzo de año. Esto había hecho que Harry, que ya se sentía un poco deprimido debido a todo lo que había aprendido durante el verano sobre la próxima guerra y la nueva prisión de su padrino, así como su propia sensación de inactividad en la guerra, comenzaran a sentirse peor.

Harry se giró para ver si a Ginny le gustaría encontrar un lugar, pero la hermana pequeña de Ron ya había desaparecido para encontrar a sus propios amigos, dejando a Harry sintiéndose como un tonto.

Sin embargo, la suerte le sonrió a Harry cuando se encontró con su compañero de año, Neville Longbottom, quien aún no había encontrado un lugar para sentarse. Juntos, los dos chicos se adentraron más en el tren hasta que encontraron una cabina que estaba habitada por una chica con el pelo rubio muy largo y sucio que leía una revista. Harry asomó la cabeza y preguntó si podían unirse a ella. Cuando la chica asintió, Harry y Neville colocaron sus baúles en los estantes y se sentaron.

"Gracias." Harry le sonrió a la chica que había bajado su revista y los observaba clínicamente.

"Tú eres Harry Potter". Dijo con una voz suave casi etérea. Harry miró nervioso a Neville, quien se encogió de hombros y luego asintió a la chica.

"Sí, sí, lo soy". Harry trató de sonreír.

"Eres Neville Longbottom. Ginny Weasley se divirtió mucho contigo en el Baile de Navidad". Dijo la chica, haciendo que Neville se sonrojara. "Creo que le hubiera gustado que la invitaras a salir de nuevo, pero Michael Corner lo hizo primero".

"Uh…" tartamudeó Neville y Harry también pareció bastante sorprendido.

"Lo siento, pero no nos has dicho quién eres". dijo Harry, esperando quitarle un poco de presión al pobre Neville.

"Luna". La chica sonrió. Harry descubrió que cuando ella sonreía se veía bastante angelical. Sus ojos eran bastante grandes, pero el azul plateado le hizo creer que esta chica podría ser de dos mundos. "Luna Lovegood. Estoy en Ravenclaw en el año de Ginny. Solíamos jugar juntas cuando éramos mucho más jóvenes".