2. Sigo siendo yo

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Nos juzgarán y juzgaremos porque el mundo es así
Pero, al final, sigo siendo yo

Dando vueltas por su apartamento, Evaristo terminaba de empacar las cosas de Susana, dos grandes cajas que terminaban con su largo noviazgo, el fantasma de lo que algún día fueron, y de lo que él en algún momento pensó era su vida entera cabía dentro de aquellas dos cajas de huevo Bachoco.

Dando vueltas por su apartamento, Evaristo terminaba de empacar las cosas de Susana, dos grandes cajas que terminaban con su largo noviazgo, el fantasma de lo que algún día fueron, y de lo que él en algún momento pensó era su vida entera cabía den...

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–Roberto, jódete, cómo crees que le sacarías provecho a mi maldita situacion, solo piensas en números, entiende que no regresaré, no ahora, seré el maldito hazme reír, no seré tu conejillo de indias, no me prestaré a eso.

–Lo que sea, pero, el día que quieras regresar, y veas que tu canal es un cagadero te vas a arrepentir de no tomar mis consejos, ¿al menos firmaste tu prórroga?

–No necesito hacerlo porque me esperaras.

–Tienes razón, lo haré porque si valoró tu trabajo, así que recupérate pronto, en una semana se nos termina tu contenido grabado, y traeremos al nuevo conductor.

–Lo que sea — colgando la llamada, miró hacia la ventana, la luz de la mañana iluminaba su penhouse, en una esquina sobre su gran cama, Luciano abrió sus ojos, Evaristo logró escuchar un lejano "otra vez no dormiste" proveniente de la voz imaginaria que él le dio a Luciano –no me veas así, no me di cuenta lo juro —acercándose a él para recostarse a su lado el canino regresó a su posición inicial– ¿desayunamos? ¿le llamamos a Sabino? es muy temprano...supongo que le quedó de paso a la oficina.

Recostado en su cama, muy acurrucado al cuerpo desnudo de aquel hombre con quién había pasado la noche, escucho el vibrar de su teléfono.

Gruñendo molesto, palpo en la mesa de noche para encontrarlo, se colocó sus lentes haciendo ruido, su acompañante abrió los ojos igual que él.

Gruñendo molesto, palpo en la mesa de noche para encontrarlo, se colocó sus lentes haciendo ruido, su acompañante abrió los ojos igual que él

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–Vamos a desayunar algo ¿no?, acompáñame, digo, ya sabes, ven.

–Ah, si, eso, pues, dame una hora y te caigo ¿va?

–¿Una hora? pues que estas haciendo ¿eh?

–Ah, ammm — rascando su nuca, Sabino mordió sus uñas, su acompañante lo miró curioso —me quede con Zaida, es todo, anoche me quede con ella.

La solución para enderezar lo que esta alrevézDonde viven las historias. Descúbrelo ahora