Capitulo cinco 🎁

624 95 142
                                    

-¡Perfecto! -Soltó emocionada- Justo 225 gramos. Ahora... -Abrió una gaveta sacando de esta un juego de cucharas medidoras- la canela y el gengibre. -Indicó pasándole el set.

El muchacho recibió el instrumento asintiendo, revisándolo por un momento en lo que se encontraba esperando las siguientes indicaciones de su mentora.

-Una cucharada de canela y una media cucharada de gengibre, ¿Lo tienes?

-Lo tengo -Contestó seguro, buscando entre las medidas de las cucharas las que necesitaba. Tomó el frasco de canela, sacando la cucharada para dejarla caer al bowl con la harina para luego tomar gengibre y agregarlo de la misma forma.

Emocionado volteó a ver a T/n, esperando con ilusión un cumplido o un halago.

-¡Lo hiciste genial! -Le sonrió levantando dos pulgares, haciendole saber que lo había hecho bien.

Quizás era una tarea simple pero animar a las personas nunca estaba mal, bajo su creencia, eso los impulsaba y les daba ánimos para continuar.

-Ahora a tamizar -Avisó arremangandose las mangas. Dejándose de halagos hasta terminar con la siguiente parte.

-¿Es muy necesario hacer eso? -Preguntó con flojera. No le veía la ciencia de tamizarlo si eran polvos y nada más.

-Si quieres que queden perfectas, por supuesto. La idea es airear la harina para que luego no tengamos grumos.

-Bueno...

La muchacha tomó el colador para dárselo al varón mientras dejaba un nuevo bowl en la mesa

-Yo te voy colocando la harina y tú tamizas. Porque... Ya sabes, hay que dejarla caer con cuidado para que no nos pase lo mismo de hace rato -Rió y por su parte, el pelinegro frunció el ceño con las mejillas coloradas de vergüenza.

-E-eso no fue gracioso... -Masculló avergonzado. El asunto había sido bochornoso y ciertamente no estaba aún de humor para jugar con eso.

-Jeje, eso lo discutimos después -Se hizo la desentendida poniéndose en posición para comenzar.

Ayudándose mutuamente, empezaron a realizar la tarea. Mientras que T/n dejaba caer la harina poco a poco, Genya tenía el tamiz, dándole pequeños toques con el dorso de su mano para que los ingredientes secos cayesen al bowl completamente aireados.

-¿Y ahora? -Preguntó el varón una vez listos.

-Ahora empieza lo divertido -Contestó juguetona- Oficialmente entramos a la etapa dos, hacer la masa. -Informó orgullosa levantando su dedo índice para luego apartar la harina a otro lado, guardandola para después- Necesitamos pesar 100 gramos de mantequilla, 50 de la azúcar morena, 40 de miel y 25 gramos de huevo.

Genya arqueó la ceja confundido.

-¿El huevo se pesa? -Cuestionó incrédulo.

-Pues claro, aunque depende de la receta. Lo abres, lo tiras al recipiente, ves cuanto pesa y si tiene demás le sacas y así -Explicó encogiéndose de hombros.

Bueno, con cada segundo que pasaba a su lado aprendía algo nuevo.

Después de eso dejaron de perder el tiempo disponiendose a pesar todo lo restante hasta finalmente acabar.

-Ya es hora de la batidora -Comentó la muchacha yendo por el aparato. Sin embargo el Shinazugawa se le adelantó trayendola cargada el mismo a su sitio de trabajo con una sonrisa emocionada.

Tal parecia que ya le había tomado entusiasmo a su lección, la muchacha soltó una risita con ternura para acercarse a él y continuar.

-Agrega la mantequilla con la azúcar morena -Le dió las instrucciones, mismas que el varón siguió al pie de la letra rápidamente- Y vas a batir hasta que se una y se vea algo pálido. Pero ten cuidado.

Galletas Navideñas 🍪🎅🏻 | Genya Shinazugawa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora