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El clima frío, las hojas anaranjadas cayendo lentamente por el viento y el sol apenas brindando un poco de calidez, eran la señal de para saber que era otoño. Esta era la estación favorita de JiMin. En otro momento, probablemente la suave voz de su esposo le estaría comentando lo hermoso que es el paisaje, le diría que es un buen momento para sacar las colchas y ver alguna película en familia.

Pero eso ya no sucedería otra vez.

YoonGi lo sabía, conocía todo de JiMin y por eso aceptaba que ya nada sería igual porque hoy no se encontraba con él y no lo volvería hacer jamás.

JiMin se había suicidado, al final su depresión había ganado la pelea.

Todos los amigos que tenían en común estaban reunidos en el cementerio, cada uno de ellos se encontraba alrededor de la tumba, en la cual unos minutos atrás JiMin fue sepultado. La mayoría de ellos lloraba, otros tenían el rostro neutro y tan solo unos pocos tienen la osadía de no mostrar siquiera una pizca de interés en el suceso tan lamentable, esos son los que decían ser la familia Park.

Por su parte, YoonGi solamente tenía su mirada fija en la tierra recién removida y colocada, en la lápida que llevaba el nombre de su amado esposo, y eso le recordaba que esto era real. La pequeña manita que sostenía la suya lo mantenía lo suficientemente cuerdo para no perderse en el dolor, su pequeño hijo WooZi está ahí y eso es lo más importante en este momento.

Lo que los demás hagan o no ya ni siquiera le importaba, ninguno de ellos comprendería el daño que había en su corazón y las ganas que tenía de gritar. Poco a poco todos se van marchando y finalmente nada más se quedaron sus verdaderos amigos: NamJoon, SeokJin, TaeHyung, JungKook y HoSeok.

Ninguno tenía el valor para apartar a YoonGi o a WooZi del lugar, pero pronto tendrían que hacerlo. El único capaz de interceder es TaeHyung, el mejor amigo de JiMin y quien también se encontraba totalmente destrozado y aterrado.

—Yoon...— le llamó en un susurro.

YoonGi no lo escuchó, su mirada seguía rota y perdida, vagando en los hermosos recuerdos con su esposo. Los demás no saben si ha dormido o comido, no lo han visto ni llorar, pero saben que tarde o temprano, lo tendrá que afrontar.

YoonGi no está mostrando nada, todo lo que sentía lo había estado guardado en lo más profundo de su ser porque temía asustar a su hijo y eso ahora le estaba pasando factura. Quería explotar, pero no con WooZi aquí, quería apartar la tierra de JiMin y sacarlo para volver a abrazarlo, más sabe bien que no podía. Ya no y eso estaba devorándole la poca estabilidad emocional que tenía.

—Yoon.— insistió, pero esta vez la voz de su hermano menor, JungKook, quien ha decidido intentarlo al ver que su pareja TaeHyung no lograba traerlo a la realidad porque se encontraba igual de mal.

—¿Uh? ¿Sí? — respondió YoonGi con duda y sin mirarlos.

TaeHyung mordió su labio inferior para retener el llanto, estaba esforzándose para no romperse al verlo tan fuera de sí. Todos sus amigos sabían que YoonGi siempre fue una persona centrada, pero sin JiMin parecía estar desorientado.

—Nos llevaremos a WooZi para que coma algo y duerma ¿Te parece?— preguntó JungKook al distinguir su conmoción.

YoonGi asintió —Prometo no tardar, espérenme un poco en el auto, por favor.— aseguró y soltó la regordeta manita de su hijo para que fuera cargado por su tío.

WooZi se abrazó fuertemente a JungKook, pero no apartó la mirada de su papá porque se veía muy triste y no le gustaba verlo así. TaeHyung distinguió su preocupación, por lo que apresuró el paso para dirigirse al vehículo y tratar de calmarlo con ayuda de su pareja.

¿𝓞𝓴𝓪𝔂?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora