Prólogo

951 44 3
                                    

Alexia

2021

Mapi a mi izquierda busca a Claudia con la mirada. Patri a mi derecha a Carla. Y yo, entre Palma y Aragón, no sabiendo a cuál de las dos buscar, busco a ambas. Cada vez hay más gente y parecemos sardinas enlatadas. El masculino ha ganado la liga y miles de personas se concentran en la calle para celebrarlo. Hubiera sido más fácil quedar en un punto en concreto pero no, eufóricas a más no poder y decididas de que de no coger sitio, no lograríamos ver nada, hemos acabado metidas en el pelotón. Les han mandado hasta la ubicación a tiempo real pero veo casi imposible que las encontremos. O que nos encuentren, lo mismo es.

— No las veo —dice la maña, apoyándose en mis hombros y poniéndose de puntillas.

— ¿Pero qué vas a ver? Ya os advertí y no me habéis hecho ni caso.

— Deja de ser tan gafe, ¿quieres? —ríe Patri mirándonos.

Mira en su teléfono móvil la ubicación que le ha pasado Carla y vuelve a mirar al frente. Es que no las vamos a ver ni aunque las tengamos a dos metros.

— Esto es imposible.

Y si antes lo digo, antes las encuentran porque el destino es así de caprichoso. Mapi pega un grito a pocos centímetros de mí que hace que tape mi oído con urgencia, molesta; y las dos chicas, a pocos pasos de nosotras, también nos ven y se acercan alegremente.

No parecen ir solas, una tercera chica va con ellas de la mano de la morena. A Claudia y Carla las conozco de sobra por las tantas veces que he quedado con Mapi y Patri para tomar algo, donde mayoritariamente se han acabado uniendo a nosotras. Nunca me ha importado en absoluto, son buenas chicas y no me suele costar entablar conversación con ellas, salvo en alguna ocasión puntual que se pierden en sus propias charlas.

Sin embargo, a la chica que las acompaña juraría no haberla visto nunca. Bajita, delgada, de pelo castaño y largo. Parece ser más joven que ellas o al menos es lo que aparentan sus facciones. No me suena, pero quizás si la he visto y no me acuerdo de su rostro. Nunca he sido buena para quedarme con las caras.

— Pensaba que no llegábamos —dice Carla antes de abrazar a Patri con fuerza.

Hace lo propio con Mapi y conmigo y Claudia repite los mismos pasos. La tercera integrante también parece conocer a la maña, por la confianza que veo en el abrazo que se dan. El saludo con Patri es más cordial pero no de verse por primera vez. Y una vez le toca saludarme a mí, sospecho que no sabe muy bien cómo hacerlo. Cosa que a mí también me pasa. Ambas nos miramos pero no decimos nada, ¿estaremos pensando lo mismo?

— Soy Olga —acaba rompiendo el silencio algo cortada.

Claudia al escucharla, cayendo en el dato de que no nos conocemos, se gira cara a nosotras con cara de circunstancia. Ahí me afirmo a mí misma que es la primera vez que la veo, al menos en persona.

— Hostia, que vosotras no os conocíais. Perdón. Alexia, ella es Olga. Olga, ella es Alexia.

— Encantada —sonrío con los labios. Me inclino hacia ella e intercambiamos dos besos.

— Igualmente —sonríe.

Me llaman la atención sus dientes separados y me parece tierna. Sus ojos se han achinado junto al gesto y me ha parecido muy dulce. Algo me dice que tiene nuestra edad pero a la vez mis ojos y mi cabeza no me dejan que piense así.

— ¿Pero y esa camiseta tres tallas más grandes que me llevas? —hace Mapi riendo. Bajo a la vista a la camiseta que lleva puesta y rio. Un poco grande sí le está y la verdad es que es de hace unas cuantas temporadas.

Run the worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora