Hoy he visto algo que se ha llevado mis sentidos, he pensado y me he dado cuenta de que cuanto más sabes eres más infeliz y cuando vives en la ignorancia, la felicidad llena ese vacío que los sapientes llenan al ser sus ojos destapados y lo he relacionado con el fruto prohibido, fue Dios el que nos prohibió saber para vivir en la completa ignorancia y felicidad pero la necia naturaleza del homo sapiens lo desobedeció, es ambiguo, todos queremos saber pero también queremos ser felices y esas aptitudes se repelen entre sí.
Me considero a mi misma como alguien imaginativa y que siempre anda en su mundo ahogándose con historias con finales mortales. Un día le pregunté a un pañal envuelto en una cabeza porque todas mis historias acaban con un final trágico, y ella respondió que era por mi falta de optimismo.
Pero que optimismo va a haber en una persona que ha comido del fruto hasta la semilla, el saber condena, la curiosidad mató al gato y nos matará a todos, somos homo sapiens, estamos condenados a saber y a ser infelices, pero negamos a aceptarlo porque el deseo de ser felices nos lleva a la ignorancia.