Capítulo 7: Caos

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Alter: es la abreviatura de «consciencia alterna«. Es una forma de referirse a las identidades resultantes en un Trastorno Disociativo Complejo como el TID y el OTDE. Aunque en otros trastornos de trauma existen partes disociadas, solo en el TID y TID-Parcial se llaman alters, pues son más complejos y autónomos.

Influencia Pasiva: Se refiere a las intrusiones de un alter o parte disociada que no está en control ejecutivo del cuerpo hacia el alter o parte disociada que sí lo está. Puede presentarse en forma de voces, pensamientos insertados, discurso insertado (palabras que no se pretendían decir), preferencias, habilidades, impulsos, emociones, memorias, etc.

Protectores: Son alters que protegen el cuerpo, el sistema, al host, al núcleo, a otros alters, a los alters más vulnerables, e incluso protegen secretos. Pueden decidir tomar el lugar de otro para recibir daño.

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Narra Amy:

Al rededor de la media noche, Vante regresó a casa con la cabeza mucho más serena. Un poco sudoroso, como si hubiese salido a correr.

Apenas lo vi, entrando por la puerta e identificando su distintivo olor a chocolate negro, me levanté de inmediato, emocionada de verlo de vuelta. Tenía miedo de que no regresara, olvidando por completo el estado de mi tobillo.

No tardé ni un segundo en poner el pie en el piso, cuando el fuerte dolor me hizo caer. Vante se apresuró a ayudarme.

― ¿¡Qué le pasó a tu tobillo!? ― Gritó preocupado.

― No te preocupes, no pasa nada, ¿tú estás bien? ¿Qué fue lo que sucedió? ¡Por favor dímelo así lo puedo corregir y evitar volverlo a hacer! ― Exclamé desesperada, sosteniéndome de sus hombros.

Él me miró anonadado, no podía creerse que en esta situación yo estuviera preguntando por él.

Apretó la mandíbula, negando con la cabeza. Se inclinó y me cargó de forma nupcial, recostándome con mucho cuidado sobre la cama, mi espalda apoyándose sobre una almohada contra la pared.

Buscó su pequeño kit de emergencias, de su congelador sacó unos cubos de hielo e improvisó una compresa, y luego regresó a mí, sentándose a mi lado, agarrando mi tobillo con delicadeza, y aplicando ligera presión en la herida.

―Te lo dije, ¡maldita sea! ¿por qué eres tan terca? ― Su rostro demostraba culpabilidad y rabia.

Sin hacer movimientos bruscos me acerqué a su rostro, acariciando sus mejillas.

― Prometo ser siempre honesta contigo, ¿Puedes ser honesto conmigo? Si te dije algo que te ofendió, no fue mi intensión, jamás mis acciones o palabras son dirigidas con algún código oculto, ni mucho menos con el objetivo de hacerte daño. ― Busqué sus ojos, que trataban de evitar los míos.

― Te traje un emparedado de Subway, no has comido en todo el día, no es bueno para tu cuerpo. ― Me entregó una bolsa con la comida.

Estuvo en esa posición, manteniendo la compresa sobre mi tobillo por unos veinte minutos, incluso había terminado de comer pero él parecía estar perdido en sus pensamientos.
Decidí no molestarlo. Espero algún día me permita acercarme a él.

Luego de un rato me puso unas vendas, y nos acostamos a dormir, él me daba la espalda y yo solo anhelaba volver a ser acogida en sus brazos.

Al día siguiente, me desperté confundida por que me encontraba a solas sin un rastro de él.

Observé mi tobillo y ya estaba mucho mejor, los lobos somos capaces de sanar muy rápido, mientras no le haga presión o lastime la herida accidentalmente debería estar curada en poco tiempo.

Al Infierno, Contigo | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora