Cuando Vayas Conmigo | Seongjoong (alternativ. AU)

I

Cuando vayas conmigo...

Todo se encuentra en completo silencio, no me miras, no me tocas, juraría incluso que intentas no respirar a mi ritmo.
¿Tan enojado te habías puesto?

Sin ver intenciones de tu parte, me acerqué a la mesa de luz para tomar el pequeño diario que yacía sobre la madera, junto a mi cenicero; por primera vez en una hora y media, volteaste en mi dirección. Pude ver el pesar en tus ojos sobre esas tenues ojeras, me observabas con atención mientras te sonreía y meneaba el libro en tu campo de visión.

- Era la única manera de hacer que me mires, ¿verdad? - y nuevamente, silencio. Abrí el diario, hojeé hasta llegar a la página 7: pequeñas notas que hacían alusión a nuestras salidas del mes de mayo, increíblemente, ya habían pasado 7 meses. - ¿Realmente esa es la imágen que tienes de mi? - Levanté la mirada en tu dirección, solo observabas al edredón que cubría la cama mientras tus ojos amenazaban con dejar salir líneas de agua salada que solo cargaban una tristeza y arrepentimiento falsos. - ¿Realmente crees que te quitaré la vida si me dejas?

Arrojé el diario a la cama, frente a ti, solo esperando que abras esa bonita y asquerosa boca que cargabas.
Me alejé hasta la ventana, mi respiración había empezado a descontrolarse, solo tenía ganas de sacarte las palabras como más me gustaba.

- ¿Qué imágen esperabas que tenga, Hongjoong? - Susurraste mientras tu voz se quebraba, sacudí la cabeza, negándome a caer en tu traición nuevamente.

- Es que... no puedo creer que en quien más confianza tuve, me traicionó... - suspiré y llevé mis manos a mi cabello, frustrado y cansado. - ... y me pide perdón con lágrimas falsas.

- Me das miedo, Hongjoong, he querido terminar con esto hace tiempo...

- ¿¡Y por qué no lo hiciste y ya?! - grité en tu rostro, tomé el diario y busqué con manos temblorosas la página 24. - "No puedo mirar a nadie en la calle, me sostiene con fuerza y me susurra la misma frase una y otra vez: Cuando vayas conmigo, no mires a nadie" ¿Te suena familiar este verso?

La verdad duele, aunque peor es la sospecha y desesperación que se aprovecha de tus sentidos.

2 años atrás:

Tú y yo ya llevábamos 4 meses en pareja, me sentía como el hombre más afortunado al tenerte a mi lado. Tu bonita sonrisa, tus ojos que le dan gracia a mi vida y tus bonitas manos que sentía capaces de acariciar mi corazón.

Sin embargo, cuando te veo saludar alegremente al boletero del cine, al vendedor de palomitas, al chico de la heladería... me lastima tanto.

Tomé fuertemente de tu brazo, soltaste un quejido y yo solo acaricié la zona nuevamente.

- ¿Sucedió algo? - cuestionaste entre zizeos.

Yo solo sonreí y me acerqué a tu mejilla para depositar un beso allí.

No pude concentrarme en la película, ni siquiera en los constantes toqueteos e insinuaciones de tu parte al ser los únicos en la sala del cine; solo podía pensar en tu sonrisa al ver a esos hombres y algo en mi interior se incendiaba.