Capítulo 1: "Pequeño incidente".

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¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!

La alarma sonó como de costumbre marcando las 6:00 de la mañana. Con la poca energía matutina que emanaba, Miles extendió su brazo y apagó el despertador:—Mh... Cinco minutos más, por favor...

Gran error.

—¡MILES! ¡MIIIIIIILEEEEES!

Parecía que habían pasado apenas dos minutos desde que cerró los ojos otra vez, pero no era así. Ya habían pasado dos horas desde entonces y un grito casi histérico se escuchó por toda su casa.
Como si hubieran anunciado el fin del mundo, Miles pateó sus sábanas y miró el reloj.

8:10 am.

¡MIERDA!

—¡No, no, no, no! ¡Es tarde! ¡ES TARDE!

Nadie sabe exactamente cómo, pero Miles tenía habilidades sobrehumanas para ducharse, vestirse, peinarse su cabello en menos de 40 minutos, y lucir muy guapo, con una impecable presencia.

Para su desgracia, Miles ya no tenía esos 40 minutos. No había otra opción más que hacer lo mejor que pudiera.

Peter B. Parker, su mentor y su tutor legal desde hacía ya algunos años, estaba cada día más cerca del infarto. Tenía una dona atascada en la boca, una taza de café en una mano y en la otra sostenía una cuchara con vegetales, intentando convencer a su hijita de 2 años, la pequeña May, que el brócoli era sabroso. Sus pantuflas, la bata rosada que tenía cubriendo su pobre pijama (una playera blanca y un pans holgado de color gris) y su cabello despeinado lo hacían lucir como cualquier padre a su edad: cansado, estresado y al borde del colapso.

Pero eso se había ganado por intentar hacerse cargo de un adolescente y de una pequeña niña al mismo tiempo.

Si los padres de Miles lo vieran, inmediatamente le preguntarian "¿Necesitas ayuda?", y quizá la necesitaba, pero eso no iba a ocurrir. Los padres de Miles estaban al otro lado del país, recibiendo correos electrónicos todos los días de Peter. Él les había prometido cuidarlo mientras cursaba su curso propedéutico para ingresar a una universidad de alto rendimiento. Y henos aquí.

—¡Peter! Ya estoy listo. ¡Oh! ¿Esto es una dona?—preguntó mientras tomaba la última reserva de Peter y la engullía de tres mordiscos—Uh, está deliciosa. ¡Co'rr'e! ¡Glup!—y le dió un gran sorbo a la leche ante el desagrado de Peter.

—¡Niño, no hagas eso! ¡Arruinarás tu apetito!—gritó Peter mientras tomaba a Mayday colocaba dentro de su pequeña mochila algunas crayolas y pañales—Maldición, ¡Mayday ya debería estar con su niñera! ¡Y yo necesito regresar al trabajo!

—Entonces rompamos nuestro record. ¿Puedes llevarme?

—¡No hay tiempo para charlar! ¡Rápido, sube al auto!—Peter alzó la voz, mientras colocaba la sillita de Mayday en la parte trasera de su camioneta—¡Hey! ¡No olvides tu almuerzo!

—¡Ah! ¿Qué es esta vez? ¡Una empanada, qué rico!

—¿Estás listo?—preguntó Peter, ajustándose el cinturón de seguridad y tomando el volante con fuerza. Miles lo imitó y asintió:

—Nací listo. ¡Acelera, Peter!

........................

El timbre que marcaba el inicio de las clases resonó en toda la escuela. Miles entró corriendo, dando traspiés constantes y saludando a varios compañeros, entre ellos a alguien que agitaba constantemente su corazón.

—¡Miles!—Gwen alzó la mano y lo saludó a lo lejos—¡Te veo al final de clases! ¡Hay algo que quiero mostrarte!

—¡Claro Gwen! ¡Nos vemos lue-!

El profesor O'HaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora