Hasta que la última gota de sangre derrame de tu cuerpo, en ese momento sabré que he ganado y habré vencido el sonido de mi propio silencio
Portada y separadores hechos por @haraboji29 ame demasiado la portada 💙
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Su cuerpo delgado y frágil; estaba helado mientras yacía tendido sobre la cama, las luces de la habitación iluminaban con escasez su aspecto intrigante y desconocido en ese lugar.
A tan solo unas cuantas horas del día había sido dejado ahí, para minutos más tarde ser examinado por una de las humanas que servían al rey, y así, poder conocer en qué estado se encontraba aquella criatura.
Era un hecho histórico para los habitantes del castillo tener a un licántropo ahí, y más que ese no estuviera encerrado y estuviera sobre una cama recibiendo todos los cuidados posibles.
El acendrado después de unos minutos se encontraba limpio y con sus heridas tratadas.
Tanto la humana como el joven vampiro de clase ordinaria se encontraban sorprendidos por la rápida regeneración de muchas de sus heridas y de cómo sus costillas parecían estar en su lugar sin ningún tipo de fisuras o fracturas.
Las recomendaciones habían sido dejarlo descansar, y en unas horas más podría despertar para notificarle al rey sobre la presencia de aquel cachorro.
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Silencio. Oscuridad. Sus ojos se abren lentamente, dejando que su vista se acostumbré poco a poco al lugar.
Sus ojos pesan y arden levemente. No ve nada.
¿Dónde estoy? —Pensó.
Lleva sus manos a su cabeza en signo de dolor y se queja en el proceso. La cabeza le da vueltas, tanto que lo deja mareado y con un dolor demasiado punzante en sus sienes.
No oye nada. Todo a su alrededor es quietud y silencio.
Un silencio abrumador que lo confunde, pero al mismo tiempo no baja la guardia y trata de examinar con el poco alcance de su visión el lugar en donde está.
Intenta moverse, pero sus músculos se resisten, intenta reincorporarse poco a poco, pero no puede. Es inútil.
No logra recordar nada.
¿Qué hago aquí? —Pregunta para sí mismo.
La angustia y el temor lo invaden cuando pequeños flashes de aquella masacre se atraviesan como si de estrellas fugaces se tratase. A duras penas reprime un enorme escalofrío en su cuerpo y una gota de sudor helada recorre por su frente.
