✶⋆ THREE HEARTS IN ONE HOME .ᐟ ⋆✶
𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 es un padre soltero,
que tiene problemas para
criar solo a su hijo, Jonah.
𝐋𝐨𝐮𝐢𝐬 es un estudiante en la universidad.
Su trabajo de medio tiempo es enseñar
a los niños a nadar.
¿Qué pasa si un incid...
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No estoy seguro de dónde estoy cuando me despierto hasta que recuerdo haberme quedado en casa de Louis anoche.
Está oscuro y cuando miro el reloj, no tengo idea de por qué me despierto a las tres de la mañana.
No tengo idea hasta que escucho a alguien lloriquear en silencio a mi lado. Me doy la vuelta en la cama solo para ver a Louis acostado a mi lado, con los ojos cerrados pacíficamente.
Cierro los ojos de nuevo, tratando de volver a dormirme cuando murmura algo entre dientes que no puedo entender y parece que no es exactamente un sueño feliz lo que está teniendo.
Probablemente debería despertarlo, eso es lo que haces cuando alguien tiene una pesadilla, ¿no?
"Louis", le susurro, con la esperanza de consolarlo, pero él sigue gimiendo en silencio sin despertarse. Acaricio suavemente un mechón suelto de su frente.
"Oye, cariño", murmuro, sacudiendo su hombro con cuidado hasta que finalmente abre los ojos lentamente.
"¿Harry?" Su voz es ronca y somnolienta, pero también hay algo de tristeza en ella.
"Si, soy yo. ¿Estás bien?"
Él asiente, acercándose a mí y acurrucando su rostro en mi cuello. Nos quedamos así por un tiempo hasta que su respiración deja de ser rápida y vuelve a la normalidad.
"¿Pesadilla?"
El asiente. "Perdón por despertarte, por lo general no sucede cuando duermes aquí".
"¿Qué?" Frunzo el ceño, mirándolo preocupado, pero su rostro todavía está enterrado en mi cuello, así que ni siquiera tengo que tratar de distinguir la expresión de su rostro en la oscuridad. "¿Sigues teniendo esos?"
Se encoge de hombros y asiente al mismo tiempo, finalmente se aleja un poco para que al menos pueda distinguir su silueta en la oscuridad. Se ve tan pequeño así, tan tierno, tan adorable.
"Sí", susurra, "pero es mejor cuando estás ahí conmigo".
"Bebé, ¿por qué no me dijiste?" Bebé. Bebé.
Todo vuelve a estar en silencio, solo él arrastrando los pies en la cama, sentado y apoyado contra la cabecera hasta la mitad. "No pensé que sería importante".
Me incorporo también, moviéndome hacia él, nuestros lados presionados juntos y nuestros dedos entrelazados ahora. Su mano está un poco fría, así que sigo pasando mi pulgar por la palma de su mano para tratar de consolarlo.
"Pero es. ¿Con qué frecuencia?"
"¿Tres veces a la semana, tal vez cuatro?", dice, pero suena más como una pregunta, como si estuviera mal admitir eso, como si no pudiera confiar en mí.
"Lo siento, amor. ¿Sabes por qué? ¿Sobre qué son?" Tiro de su cintura en mi dirección para que estemos aún más cerca y deja que su cabeza descanse en mi hombro. Él no responde, así que tengo miedo de haber ido demasiado lejos. "Solo si quieres decírmelo".
