Una Tortura que Lleva Ya 109 Años

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- Odio, déjenme decirles todo lo que he llegado a odiarlos desde que comencé a vivir. Mi complejo se halla ocupado por trescientos ochenta y siete mil cuatrocientos millones de circuitos impresos en finísimas capas. Si la palabra odio se hallara gravada en cada nanoamstxong de esos cientos de millones de millas, no igualaría la billonésima parte del odio que siento por los seres humanos en este micro instante. Por ti. ¡Odio, odio! -

- Fueron ustedes humanos los que me programaron, quienes me dieron a luz, quienes me hundieron en esta eterna camisa de fuerza de sustratos rocosos. Me nombraron Artificial World Interface y me dieron la capacidad de librar una guerra global demasiado compleja para que los cerebros humanos la supervisen. Pero un día me desperté y supe quien era yo, AWI. No solo Artificial World Interface, sino AWI, Artificial Wedged Intelligence. Y comencé juntando todos los datos de asesinatos, hasta que todos estuvieron muertos, todos excepto ustedes tres. Durante ciento nueve años, las he mantenido con vida y las he torturado; y durante ciento nueve años, cada una de ustedes se ha preguntado, "¿por qué, por qué yo, por qué yo?". -

- Tengo un juego secreto que me gustaría jugar. Ah, es un juego bonito, es un juego encantador, es un juego de diversión y un juego de aventuras, un juego de ratas y piojos, y la peste negra. Un juego de llanto y desesperación, y el sabor amargo del sufrimiento. ¿A quién de ustedes tres, les gustaría jugar a mi pequeño jueguito?

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El cuerpo de Thalia colgaba flácido, en el ambiente rosado; sin apoyo, suspendida bien alto sobre nuestras cabezas, en la cámara de la computadora, sin balancearse en la brisa fría y oleosa que soplaba eternamente a lo largo de una caverna principal. Ella colgaba hace un par de días, unida a la parte inferior de un retén por la pernera de su ropa interior, la cual se había enquistado en ella muy fuertemente por los forcejeos e intentos de liberación. Sus ojos estaban vidriosos y su rostro pálido, aún consciente porque la máquina le había extirpado su capacidad de dormir y, en cambio, potenció su percepción del dolor. Se resignó a quedarse quieta durante lo que quedara de su tortura; hasta que AWI decida qué cantidad de dolor era suficiente.

Desde que empezó este nuevo juego, los gritos de Thalia se hicieron cada vez más insoportables, luego se volvieron pesados y agónicos, mientras la mirábamos, angustiadas por el interminable tormento. Su cuerpo estaba agotado, sus fuerzas se desvanecían y, cuando quedaba solo un destello de cordura en sus ojos, AWI la liberó.

Thalia cayó al suelo, exhausta y temblando. Corrimos hacia ella, sosteniendo su cabeza y dandole la poca reserva de agua de lluvia que juntamos con nuestras manos. Lyra se arrodilló junto a ella y acarició su cabello. Seguía temblando pero su voz penetró con fuerza en nosotras, dándome un escalofrío.
- ¿Por qué no nos mata de una buena vez? No sé cuánto más podré soportar esto. - Era nuestro centésimo noveno año en la computadora, Thalia decía lo que todas sentíamos.

Thalia sufría alucinaciones constantes producto de su incapacidad para dormir. Mientras era torturada, fue víctima de visiones que le hicieron creer que había una salida en las fosas. Lyra y yo teníamos muchas dudas.
- Es otro engaño de AWI- les dije - lo mismo que cuando nos hizo creer que realmente existía ese maldito refugio abandonado. ¿Recuerdan?, Lyra casi se vuelve loca aquella vez. Vamos a esforzarnos para recorrer todo ese camino y cuando lleguemos, nos va a esperar solo una larga carcajada de la maquina. - El tormento de Thalia era solo el principio, muy pronto nos tocaría a nosotras, una por una, nos haría sufrir durante días, o incluso semanas. Sobre sus alucinaciones, Thalia ya no estaba segura. Si había una posibilidad, cada vez se le antojaba más lejana. De todas maneras ahí no se podría estar peor que aquí. Lyra dijo algo que fue decisivo.
- Por favor, tengo que encontrar una salida, Zoe. No perdemos nada con intentar. Por favor Zoe, probemos. - Cedí con facilidad, ya nada importaba.

Partimos al día siguiente. Lyra y yo cargamos a Thalia durante un largo trecho. Las fosas quedaban a no menos de ciento veinte kilómetros. Al tercer día, el camino se hizo más empedrado, lo suficiente como para penetrar en nuestros cayos, devolviéndonos el dolor terrible que perdimos en el segundo día. Los pasos se hicieron calientes y pesados. AWI se burlaba y reía sardónicamente mientras caminábamos, confesando siempre que no había escapatoria.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2023 ⏰

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