-N-no-Agaché mi mirada e intenté limpiarme las lágrimas que habían empezado a caer por mis mejillas.
Erlik dejó su camisa y la pistola encima de la cama y se agachó delante de mí. Con suavidad me sujetó por la mandíbula y me obligó a levantar el rostro. Aparté su mano avergonzada, pero él volvió a sujetarme por la barbilla y a levantarme el rostro.
-Tienes sangre-Su dedo pulgar se paseó por mi labio inferior.
-No pasa nada-Susurré-Lo ha hecho sin querer.
-No me mientas-Dijo limpiándome las lágrimas de las mejillas-¿Es la primera vez que lo hace?
-Estoy bien-Le dediqué una sonrisa fingida y me levanté, apartándome de él. Entré en el baño y observé mi reflejo a través del espejo. Tenía sus dedos marcados en la mejilla y el labio partido. Pestañeé varias veces, haciendo desaparecer las lágrimas. Me retoqué el maquillaje, y cuando estuve lo suficientemente calmada volví a la habitación. Erlik estaba sentado en el borde de la cama, aun sin camiseta y con la pistola en la mano. En cuanto me escuchó giró su cabeza para mirarme. Me acerqué a paso lento hasta la puerta, volví a poner el pestillo y luego me di la vuelta para mirar a Erlik. Me quedé quieta, delante de la puerta, durante unos largos segundos, mientras él me observaba. Me acerqué y me senté en el borde de la cama, a su lado, apenas dejando espacio entre nuestros cuerpos.
-¿Estás bien?-Preguntó, haciendo que levantara mi cabeza para mirarle. Asentí con la cabeza e intenté sonreír-¿Te había pegado antes?
-No-Agache mi mirada por unos segundos y luego la volví a subir hacia sus ojos. Acerqué una de mis manos a su cuerpo y la coloqué encima de su pecho. La subí lentamente, pasando por su hombro, su cuello, hasta llegar a su nuca. Alce mi rostro y bese sus labios, pero Erlik se apartó.
-No me mientas-Dijo penetrándome con la mirada.
-No importa-Susurré mientras acariciaba su piel.
-Otra vez-Sus labios se curvaron hacia un lado, pero enseguida la sonrisa desapareció. Me agarró por el brazo y apartó mi mano de su nuca. Luego se levantó, se guardó la pistola en el pantalón y agarró la camisa de encima las sábanas.
-¿Qué haces?-Pregunté, sin entender nada.
-Me voy-Dijo sin mirarme, mientras se vestía.
-¿Por qué? Pensaba que...-No terminé la frase, estaba confundida.
Me levanté de la cama y me alejé de él. Me acerqué a la puerta corrediza que daba al balcón. La abrí y salí. Caminé hasta llegar a la barandilla, me apoyé con mis dos codos en ella y cerré los ojos, intentando asimilar todo lo que acababa de pasar en cuestión de pocos minutos.
-Camille-La voz de Erlik sonó con suavidad, estaba detrás de mí.
-Vete-Abrí los ojos y dirigí mi vista hacia el jardín.
Volví a cerrar los ojos cuando sentí su mano en mi cintura, su aliento chocó contra mi oreja, haciéndome estremecer, pero no me moví.
-No quiero que me mientas-Susurró.
Solté un pequeño suspiro y giré un poco la cabeza para poder mirarlo.
-¿No te ibas?-Insistí.
Erlik hizo presión con su mano en mi cintura y me empujó hacia él, pegándome a su cuerpo.
-Vamos abajo.
Fruncí el ceño, algo confundida.
-¿Para qué?
-¿No querías que te enseñara a robar? Si montamos un escándalo, tu madre estará más preocupada por eso que por este vestido tan sexy que te has puesto.
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ERLIK
RomanceErlik. En la mitología húngara era el dios de la muerte y en la mitología turca significaba el infierno. Erlik se había criado entre criminales, en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad. No conocía lo que era el amor, o al menos dejó de ha...