Se abrazaron una última vez antes de verse a los ojos y decirse adiós con la mirada, pero, ¿realmente era un adiós?.
Cuando separaron sus manos, Quackity no pudo evitar el suspiro de tristeza que salió de sus labios, viendo como Luzu subía a la cami...
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"Amor es eso
Qué no podés tocar"
La primera vez que se vieron fue de lo más extraño para ambos. Iban en caminos contrarios en un pasillo repleto de gente, empujandose con otros estudiantes que también buscaban llegar a sus clases. Sus hombros chocaron repentinamente después de recibir varios aventones, haciendoles voltear molestos, quedándose anonadados al verse uno al otro. Fueron solo unos segundos antes de que otra orda de estudiantes los movieran nuevamente de su lugar, pero aún así, entre el mar de personas entre ellos, sus miradas hayaron el camino a la otra, como si estuvieran destinadas a hacerlo.
No pudieron ignorar la sensación en sus pechos, ni el calor dentro de ellos expandiéndose. Pero tampoco pudieron evitar seguir con sus vidas después de aquellos segundos, como si el encuentro no hubiera pasado.
Ese día de 1945, Alexis Quackity, estudiante de derecho en aquel no tan pequeño pueblo, fue el único de los dos que siguió sintiendo la agradable paz dentro suyo, siguiendo al otro con la mirada hasta que nuevamente los empujones lo obligaron a apartar la vista. Quedó confundido por unos segundos. ¿Que había sido eso? Curiosidad, quizás.
Por otro lado, Borja Luzuriaga, continuó su camino a la administración de la escuela, preocupándose más por que fueran a aceptar sus papeles para poder ingresar a ese voluntariado en un pueblo lejano al qué tanto esperaba poder ir. Se enfocó en no comerse la cabeza con algo que había sido tan efímero y carente de importancia ¿Había sido acaso interés? No lo sabía y no quería saberlo.
Parecía que las cosas pararían ahí, qué no volverían a verse y volverían a estar normal, pero en el momento en que sus manos se rozaron involuntariamente al intentar tomar un libro, supieron que no podía ser simple coincidencia. Sus miradas sorprendidas vacilaron de los ojos a las manos del otro, dejando un silencio nervioso entre ambos, como si se hubieran vuelto torpes de un momento a otro y no supieran que más hacer con sus manos. No fue hasta que Quackity dió un paso atrás qué dejaron de mirarse, Luzu solo atinó a tomar el libro y marcharse de la biblioteca lo más rápido que sus piernas y respiración le permitieron, dejando a un Quackity aturdido y sin libro.
Luzu después de correr durante unos minutos, se detuvo con el corazón desenbocado y una mano en el pecho en medio de un pasillo, respirando de forma fuerte tratando de recuperarse. Observó el libro en sus manos, era una copia de la constitución del pueblo hecha justamente para los estudiantes de derecho de la universidad, evidentemente no era el libro que buscaba un estudiante de botánica como él, tendría que devolverlo más tarde.
Asomó su cabeza por el muro qué daba a otro pasillo, viendo si había alguien que lo hubiera seguido, se calmó cuando no vió a nadie. Respiró profundo y se encaminó a su siguiente clase, rogando mentalmente qué nunca más le volviera a pasar algo así.
