A lo largo de mi vida me fui encontrando con muchos gatos callejeros, y otros que si tenían hogar. En cada caso entablé una conversación en la que ellos me contaron pintorescos detalles de sus vidas. Varias personas me dijeron que estaba loco pues l...
El nombre del gato era Thelonius, un nombre que evocaba imágenes de melodías de jazz y un aire de sofisticación. No pude resistir la curiosidad y decidí preguntarle sobre su nombre.
― Thelonius, ¿te gusta el jazz? ―inquirí.
El gato, con una actitud refinada, respondió sin titubear:
― A la humana que vive conmigo le gusta el jazz, pero a mí solo me agrada mi nombre. Tiene un sonido tan elegante y distinguido.
Quedé sorprendido por el ego descomunal de este felino. Parecía no darse cuenta de que era él quien vivía con mi amiga y no al revés. Sin embargo, decidí mantener la charla en un tono amigable.
― ¿Por qué pasas todo el día en el estudio, Thelonius? ―pregunté intrigado.
El gato se acomodó con indiferencia y respondió con seguridad:
― Obviamente, por los libros. Mi humana pasa horas leyendo y me encanta escucharla.
Caramba, ya se había apoderado de mi amiga. ¿Cuándo ocurrió eso? En fin, le seguí la corriente.
― Ah, entiendo. Entonces, has aprendido algunas cosas a través de ella ―repliqué, tratando de ocultar mi sorpresa.
Con una mirada altiva, Thelonius afirmó:
― Prácticamente me "he leído" todos los libros que cubren las paredes de esta habitación. Desde las fascinantes aventuras de Julio Verne hasta los profundos pensamientos de Descartes. Poesía, novelas, ensayos y estudios, he explorado una amplia gama de conocimientos.
―Vaya, nunca antes había conocido a un gato tan culto como tú ―expresé, genuinamente impresionado.
El gato, sin perder su actitud arrogante, respondió con certeza:
― Es que no hay otro gato como yo.
A pesar de su desbordante ego, disfrutaba de nuestras conversaciones y de los variados temas que tratábamos. Con Thelonius, aprendí mucho más de lo que esperaba, como había sucedido con todos los gatos que había tenido la suerte de encontrarme en mi vida.
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