14. Júpiter y su ambición

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Hambriento Júpiter que jamás está satisfecho, aunque ¿Quién estaría satisfecho si su destino era ser un sol y no lo logró? El día que Andromeda y la Vía Láctea converjan y se vuelvan una en una danza de amor eterno, el sol persistirá y será testigo del apasionado acontecimiento cósmico.

¿Y Júpiter? No, él no; Júpiter ya habrá muerto para entonces y no habrá nadie que recuerde ni mencione o siquiera murmure ese nombre en la boda de las dos galaxias.

Porque la vida de un planeta no es tan extenso como el de una estrella; y la presencia o legado de un planeta es algo desechable en el inmenso cosmo.

¿Está mal aspirar a más, pequeña Chloe, cuando evidentemente naciste para la misma grandeza que otros tienen y tú no?

¿Está mal aspirar a más, pequeña Chloe, cuando evidentemente naciste para la misma grandeza que otros tienen y tú no?

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No tardaba en llegar la hora de salir el sol. Tenía que llevarla al castillo antes que eso; pero justo ahora, después de un par de horas de llanto, había logrado dormir plácidamente.

Si no fuera porque el rey mandaba guardias a que le llevaran su comida y revisaran que estuviera bien estos últimos días, la dejaría descansando ahí.

Se dejó un par de segundos más para mirarla y disfrutar de lo bien que se veía cuando estaba tan tranquila, cuando la paz se reflejaba en lo lento de su respiración. Su mirada se atoró en sus labios entreabiertos, del grosor idóneo y que siempre lucían tan suaves.

Se preguntó si esos labios ya habían probado un beso, si eran unos expertos o si por el contrario, necesitaban guía; si eran cálidos o frescos, si le gustaban los tirones y mordidas o más bien caricias y dulzura.

Empezó a regañarse a sí mismo por esos pensamientos. No, no, no; después de esta noche se esforzaría por mantener todo estrictamente laboral. La relación entre ellos habían resultado bastante distinta de lo que esperaba, Chloe terminó siendo una persona muy diferente a lo que le habían contado y ahora sólo sabía una cosa: permitir florecer esto sería demasiado malo para los dos.

Removió a Chloe para despertarla pero en vez de eso, ella soltó un pequeño quejido y siguió dormida con su cabeza a una corta distancia del pecho de él. Luka no pudo evitar sentir ternura ¿Cómo era posible que incluso dormida se pusiera a pelear? ¿Cómo incluso sólo con eso le resultaba más...?

Maldición.

Maldición, esto no estaba bien.

—Despierta ya.— dijo un poco serio, intentando ocultar todo el conflicto interno que estaba viviendo.

Chloe abrió sus ojos poco a poco. Quizás había dormido un buen par de horas, pero sentía que podía seguir durmiendo mucho más. No miraba el rostro del muchacho, solamente se limitaba a estar ahí cómoda en el calor que emanaba de él.

—¿Ya es hora de irnos? Fue muy corto todo esto.

Luka sonrió sin dejar de verla ¿Cómo evitar esto que sentía en su corazón, cuando a su lado ella actuaba así de indefensa? Pasó un dedo por su mejilla a lo que Chloe dio un respingo y regresó su mirada a él. No le molestaba su tacto, en lo absoluto.

Ladrona de tronos (Lukloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora