Agonía teñida en blanco I

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De forma brusca, el viento expelió sin ninguna clase de delicadeza, arrastrando con su presencia todos los sobres que en aquella habitación se encontraban. Aquel tipo se encontraba pensando en cómo había terminado ahí, con la policía siguiendo sus huellas, a nada de dar con él. Con un montón de paquetitos que a la larga lo volvieron un dependiente a su contenido, con un revólver calibre 38 en sus manos, revolver que reposaba apuntando de forma peligrosa en dirección a su cabeza. Con las prendas sucias y maltratadas, prendas las cuales llevaba una semana sin cambiar.

Entre lo que pasaba a su alrededor y sus largos letargos productos del alcohol, éste no lograba captar y analizar bien todo lo que sucedía en el mundo, estaba en su síntesis, sedado por su propia inmundicia.

Mas esta vez era diferente, hoy no disfrutaba del alcohol que corría por su garganta, hoy el ron en su vaso le sabía amargo, su cara no reflejaba gusto, reflejaba pavor, miedo, dudaba en lo que podría pasar mañana, o en podría pasar hoy.

Aislado del mundo en ese pequeño cuarto que olor a tabaco y a cerveza desprendía, tenía miedo de salir y que una bala le atravesase por la espalda, tenía miedo de salir y encontrarse con varios oficiales, oficiales que sellarían para siempre un futuro suyo entre rejas.

Tenía que salir de aquel cuarto o moriría de inanición en algún momento, del agua no se preocupaba, en el cuarto que alquilaba había servicios de tuberías, no era el agua más limpia del planeta, ni de lejos, pero al menos servía para tomar.

El trago corría por su garganta sin ningún tipo de delicadeza, en paralelo a ello, dejaba el polvo proveniente del envoltorio de cocaína hacer efecto en él, sentía su cuerpo entumecerse pero extrañamente su mente no se difumaba, seguía consiente, por más alcohol que consumiese, por más que metiera su nariz de forma desesperada entre el envoltorio para poder hallar alivio a su errática vida, nada pasaba, como si su mente estuviese haciendo un presagio de algo.

Su cuerpo temblaba, necesitaba sentir el alivio que aquella sustancia ilícita le producía, necesitaba perderse entre aquellos sorbos de alcohol. Siguió y siguió consumiendo sin cesar, como un hambriento león persiguiendo a su presa se le podía ver a aquel hombre tratar de conseguir aquellos efectos en su cuerpo, efectos que por supuesto, no consiguió.

Embrutecido por la furia de aquel momento, tomó aquella botella de whisky por la parte superior, y empezó a tomar de frente de aquella cavidad propia de las botellas, terminando por estampar aquel recipiente contra una de las paredes de aquel sombrío cuarto con hedor desagradable.

La cólera de aquel no pudo ser mayor cuando uno de los cristales de la ahora destrozada botella se incrusto en su mano, cólera que en nada pasó a ser impotencia para finalmente pasar a ser llanto.

-No si-sirvo pa-pa-para na-nada- dijo entre llantos aquel hombre, que, regido por su tristeza, no podía verse más patético.

-Cómo... có-cómo terminé así- a medida que hablaba, sus alaridos se hacían menos notables, su llanto disminuía, por lo menos su intensidad, empezó a llorar en silencio.

-Maldigo el maldito día que probé esa mierda- dijo viendo el paquetito de cocaína que yacía en el piso.

-Si podría hacer algo en este momento, iría directo a mear en tu tumba Alex, maldigo el día en que te conocí, maldigo el maldito día en que te saludé, maldigo el día en que acepté ser tu amigo, maldigo el día en que me uní a tu pandilla, maldigo el día en que acepté dejar el colegio para ayudarte a vender tus mierdas, maldigo el día en el que accedí a probar tus mierdas, maldigo el día en que me convertí en sicario porque ya no me querías pagar lo que me correspondía, maldigo el día en que naciste y el día en que fecundaste el ovulo de la suripanta de tu madre, me cago en tus muertos Alex Ortega- dijo en rabia mientras apretaba sus nudillos y hacía chirriar sus dientes, dijo mientras pensaba en tan despreciable ser -ojala algún día profanen tu tumba y lancen excrementos de todo tipo a tu cadáver- a pesar de la furia mezclada con llanto en aquel hombre, no pudo evitar soltar grandes carcajadas por la risa que le produjo su propio comentario.

Carcajadas que provocaron que las sirenas de policía pasaran desapercibidas para aquel sujeto.

Buenas gente, sé que me ausenté por casi un mes y medio, pero aquí estoy, mejor que nunca y con el primer cuento de esta obra, espero les haya gustado, los demás cuentos los traeré más seguido, os juro gentita. :v

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2023 ⏰

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