Hürrem y Mahidevran, la historia que siempre será contada. Ya todos la conocemos, una esclava rusa que llega y le arrebata todo a la otra.
Pero que pasaría si la vida les diera una segunda oportunidad, y no estamos hablando de volver a ser las misma...
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Hatice observaba incrédula a Leyla, era imposible, seguramente aquella mujer estaba loca. ¿Cómo sería posible que Mahidevran volviera a la vida? ¡Jamás! Era una pésima broma.
Su abuela, Raziye Sultan, solía hablar de su madre. La Kadin había sido una mujer brillante, amorosa y muy protectora. Si realmente decía la verdad solo había una forma de saberlo.
—El hombre caminando va, en busca de un amor fugaz... —comenzó a cantar. Hatice sabía que si ella era quien realmente decía ser debía saber esa canción, la misma canción de cuna que se transmitió de generación en generación.
A Leyla se le cristalizaron los ojos, no podía creer que estaba escuchando su canción. El pecho comenzó a dolerle y tristes recuerdos llegaron a su mente. —Al entrarse en el bosque puede ver, una hermosa flor brillando en la oscuridad...
Las lágrimas comenzaron a caer cual cascadas, la rubia abrazó a su bisabuela y por reflejo Leyla le correspondió. Tenía tantos sentimientos encontrados.
Ella era fiel creyente en las segundas oportunidades, siempre supo que el destino tenía caminos un tanto confusos a veces, pero siempre llegaba algo mejor. Quizá su camino en el imperio no debía terminar con Mahidevran, eso solo significaba que algo grande le deparaba.
Tal vez tenía la oportunidad de redimirse, poder hacer las cosas bien, tan solo esperaba no caer de nuevo en la desgracia.
Pero ahora había algo que la tenía tranquila, Hürrem era su hermana y no le haría daño ¿Cierto?.
««
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Safiye no era estúpida, sabía que para mantenerse en el poder debía tener un Sultán débil; fácil de manipular. Ella no sostenía una buena relación con ninguna de las mujeres de su hijo. Tenía tres opciones.
Mahpeyker Hatun; débil, tonta, introvertida, algunos la tachaban de bruja. Era la primer mujer de Mehmet, madre del Şehzade Mahmud, no portaba el título de Sultana ya que el Sultán jamás la quiso ella solo fue una noche y gracias a eso había un heredero. El ser tan reservada y silenciosa hizo que otras concubinas llegarán a la Hasoda y así rápidamente fue desplazada. Safiye jamás aceptó a Mahpeyker por el simple hecho de no luchar por el poder, eso era algo estúpido ahí.
