La chica del Mar

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Era febrero, yo estaba viendo como las pequeñas mariposa revoloteaban mientras Nixie miraba el mar. Habíamos quedado a hacer un picnic, pero nos quedamos hasta la tarde y ya eran las 7 pm. Nixie se me acercó repentinamente.

-¿Qué haces? Estás empanada.
-Déjame, Ni. ¡Ay, ya se fueron las mariposas!- me di la vuelta mientras fruncía el ceño.
-Kairi, siempre enfadada... ¡Venga, vamos al mar! Nunca te animas a hacer nada, jo.- refunfuñó Nixie.
-Ya sabes que no me gusta el agua, además, hoy hace frío y es tarde.

Lo único que hizo Nixie fue suspirar, tirar su toalla en el suelo e irse corriendo a bañarse. Estaba muy cansada, así que empece a observar fijamente a las mariposas e intentar adivinar de que especie eran.

-¡Ja! ¡Que fácil! Esas son monarcas, esas polillas... Espera, ¿qué es eso? Ah, son mariposas Morpho. Que bonitas...

Estuve un rato mirándolas. Más o menos a las 7:30 pm, Nixie salió del agua y vino a cambiarse. Su piel blanca brillaba aún más con los reflejos del agua. Estaba maravillada. Su bañador era azul claro, como el mar, y sus ojos miel, casi amarillos, eran del mismo color que su cabello platino. Podría haberla estado mirando por horas.

-¡Oye! Date la vuelta, que me voy a cambiar
-Oh... eh, lo siento.

Me di la vuelta, sonrojada y avergonzada. Sentí que casi lloraba de la vergüenza.

-Ya estoy, ¿quieres pasear un rato?.- dijo emocionada
-Me tengo que ir, perdón.
-Jooo. Que pena.
-Ya... Bueno, chao.
-Chao.

Y me fui a mi casa, pensando en ella. Cuando llegué, mi madre me abrió la puerta y me preguntó "¿Qué tal?". Yo le dije que habíamos comido sandwiches y que no me había bañado porque ya era tarde. Recorrí el largo pasillo que llevaba hacia mi habitación y ahí entré. Me puse mi pijama y me dispuse a dormir. Pero no podía. Lo único que podía hacer era pensar en ella.

-Mierda, me gusta.- suspiré, y, de alguna manera, me quedé dormida.

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