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003

Meliodas

La diosa Ale...

La primogénita de la deidad suprema...

Futura reina de las diosas...

Me llamaste la atención cuando acabaste con  seku el ex mandamiento de la verdad...

Tu hermoso cabello celeste junto aquellos ojos azules cielo...

Lograste cautivarme a mi...

El demonio sin sentimientos...

El demonio sin piedad...

Lograste algo que nadie más consigo...

Lograste llamar mi atención...

Lograste que deseara estar a tu lado...

Lograste hacer latir mis siete fríos corazones...

Y voy a hacer lo que sea para que seas mía...

Y yo ser tuyo...

No sabes cuanta alegría me dió al enterarme que estabas en en el reino demoniaco.

Pero por órdenes de mi padre teníamos que fingir que no sabíamos de tu presencia.

Pero eso no evito que fuera a verte.

No podía evitar soltar una pequeña risita al ver tus tiernas muecas.

Y así segui los siguientes días.

Me puse triste cuando me enteré que ya era hora de que volvieras al reino de las ratas con alas.

Pero poco me duró la tristeza cuando supe que podría verte en el campo de batalla.

Claro que por supuesto evitaría que le hicieran daño.

A mí preciosa bonita.

Mi felicidad paso a irá.

Se suponía que tenía que venir tú.

No tu hermana!!

El supuesto ataque sorpresa que estábamos esperando se suponía que tendría como líder a Bloddy Ale.

Mi Ale...

Pero vaya sorpresa me lleve al ver que la que dirigía esas fuerzas era elizabeth la segunda hija de la deidad suprema.

La que vive bajo la sombra de mi Ale.

— acaben con ellos no dejen a ninguno vivo.—mencione con frialdad.

Todos mis compañeros se lanzaron al ataque y en cuestión de segundos acabaron con todos... excepto con elizabeth.

Vi que ella todavía tenía fuerzas para luchar por lo que con la mirada le dije a gland que terminara con ella.

Pero en eso...

Aparece mi bonita.

En ese momento nada me importaba solo me fijaba en ella.

Justo en ese momento llego el molesto arcangel mael.

Pero lo que me molesto mas es ver cómo el arcangel miraba a Ale.

Lo que me alegro fue ver qué mi bonita me regreso a ver y conectamos miradas.

No podría estar más feliz con eso.

Y más con la mirada de odio de arcangel, se fueron con una distracción.

—no haremos nada.— me preguntó melascula.

— no déjalos.— dije para sacar mi alas demoníacas.— andando volvamos al reino demoniaco.

Al final mi día no fue tan malo.