𝙷𝙹𝚂

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Capítulo VI

Yo no soy el alumno con la mejor puntualidad dentro del colegio, tanto que debo estar en el top 5 de los chicos que llegan cuando la clase ha comenzado, o inclusive, más tarde. Contrario a mí, Changbin era la puntualidad en persona, él siempre se encontraba cinco o diez minutos antes de todo, y precisamente por eso, me asusté.

De modo que, en cuanto no lo vi en su lugar dentro del salón de clases, me alteré como una madre sobreprotectora. Lancé mi mochila al pupitre, saqué mi móvil y rápidamente marqué su número... al segundo timbre me respondió. Sentí un alivio enorme en el corazón cuando escuché su voz adormilada y débil, incluso mi estómago revuelto se relajó. Changbin faltó porque tenía dolor estomacal, nada demasiado grave. La razón me pareció graciosa, y es que su pequeña infección fue debido a comer comida congelada pre-hecha lista para calentar del minisúper frente a su departamento, eso porque no había nadie en casa y le da miedo encender la estufa. Tuve que colgarle una vez entro el profesor y me aviso que su madre lo estaba cuidando muy bien, eso me dejo tranquilo.

El resto del día me preparé para estar como un completo amargado social, no hablar con nadie a menos que fuera necesario. Tenía más conocidos con los que podría pasar el rato, pero hace mucho deje de tratarlos por su propia seguridad. Y sí, me paso por la cabeza también dejar de hablar con Changbin, pero sé que el sería tan insistente en saber la razón de m indiferencia que, en contrario, se acercaría más a mí, lo cual no era mí finalidad. Además, soy demasiado egoísta como para querer alejar a mi mejor amigo.

Una cosa de la que me percate estando solo, es que Minho ha hecho varios amigos, se lleva con alumnos de otros grados, grupos e incluso con algunos profesores, a decir verdad, es muy popular. Debe ser porque es amable, inteligente y, está de más mencionar, pero supongo que su bolsa le da un plus. Por lo que evite acercarme siquiera a saludarlo, mejor así.

Cuando las clases finalizaron no me entretuve un rato más, en parte por Changbin y otra porque estaba cansado y repleto de trabajos que tenía que llegar rápido a realizar.

Normalmente me iría caminando a casa (ya que no está lejos) pero desde hace un tiempo tomo el transporte por mayor seguridad. Por lo que espero en la parada con varios estudiantes más. En cuanto subimos, el conductor tiene la radio encendida en la estación de noticias, nada atraía mi atención ya que hablan sobre la presidenta de Corea y su derrocamiento, un tema por demás fuera de mi conocimiento, no se tanto acerca del caso. Lo que llamó mi atención, y provocó un escalofrío en mi cuerpo, fue cuando las palabras cadáver y homicidio sonaron a través del parlante.

Simplemente me mantuve mirando por la ventana del bus, absorto de todo lo que pasaba a mi alrededor. Si no fuera porque cada día me bajo en el mismo lugar de manera mecánica, me hubiera cruzado de mi hogar.

Mi casa es pequeña ya que no vive nadie más que mi padre, mi noona y yo. A esa hora noona debería estar en casa, así que entro a casa saludando.

—¡Jisung-ssi, llegaste! —Sale de la nada mi noona y me recibe con un abrazo—. ¿Cómo fueron las clases?

—No tan bien, Changbin me dejó plantado.

Ella se ríe y me dice que más tarde podemos ir a visitarlo, que no debo estar desanimado. Cuando quiero ir a mi habitación, noona me detiene.

—Jisung, antes de que te vayas, saluda a la visita que vino a verte.

La mirada de noona cambia, parece incómoda o quizá muy confundida, lo único que tengo claro es que con sus ojos me pide una explicación más tarde. Asiento con la mirada y me dirijo hasta el diminuto living.

Mi mandíbula por poco cae al suelo.

¿Qué hace aquí Lee Minho?

Durante un segundo su mirada parece perdida en la foto de mi familia que hay en el centro de la mesita de té, pero cuando entro, su posición cambia y ese pequeño rostro dibujado en la bolsa de papel me observa.

—Buenas tardes, Jisung.

Me quedo un momento asqueado, así que tardo en devolver el saludo, y cuando lo hago mi hermana entra a ofrecer cualquier petición que queramos, más por cortesía, nos avisa que estará en su habitación y desaparece.

Me siento en el cojín frente a Minho. Hago un pequeño análisis antes de decir algo, mil posibilidades aparecen en mi mente como una lista de códigos encriptados. Porque si, me faltaba la parte clave aquí, ¿qué era?

—Tu casa es muy bonita y acogedora —Halaga después de un incómodo silencio—. Quisiera tener un hogar así.

El comentario me deja aún más incómodo.

—No es nada impresionante, supongo. Cada hogar tiene sus propias cualidades.

Mi boca solo dice palabras al azar que mi mente manda de manera automática puesto que sigue intentando deducir la razón del porqué Minho está en mi casa. Debe existir una clave.

—Lamento no haber avisado que venía —Inclina la cabeza en disculpa—. Últimamente atiendo muchos asuntos.

—No... No te preocupes.

En mi cabeza aparecen luces verdes brillando con la respuesta, he ahí la clave. ¿Cómo encontró mi casa?

—¿Cómo diste con mi casa, Minho-ssi?

—El supervisor me dió tu dirección.

Y es cuando me doy cuenta de algo muy inusual: El supervisor parece tener algo a favor o en contra de mí.

Paper bag ◍Hanknow◍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora