Es Junio en Lima, es Junio y el viento comienza a soplar fuerte. Ya es tarde y el sol se está escondiendo mientras yo sigo vagando por las calles viejas de la ciudad, conservando el recuerdo de sus mejillas rojizas entre mis manos, me levantó de lo profundo cuando me sentía tan vacía y tan sola, cubierta de polvo y de espinas, me levantó y con una sonrisa me convenció que era fácil irme, sólo he de coger mis cosas y no despedirme; somos como dos locos de un cuento para niños, caminaremos de la mano hasta que el cabello negro se torne blanco. De repente estoy sentada escribiendo y solo tengo media hoja de papel y casi nada de lo que era un cigarrillo, pero podemos quedarnos un rato más, estoy segura que podemos, después de todo no hay prisa, yo puedo esperar, y es que tengo en mi cabeza estas palabras que nunca digo, que siento que sin ti la vida no puede ser nunca perfecta; pero luego vuelvo a la realidad y de nuevo bajo el cielo gris, pidiendo que vuelva porque ya no puedo esperar ni un minuto más, que vuelva a casa porque sin ella tengo tanto frío y tengo miedo de desaparecer, porque es lo que pasa, si no sabes quién eres desapareces y yo solo me hallo a su lado.
El cielo poco a poco va cambiando de tono, con él, la mirada de las personas, se ven más reales, más abiertas, soy una de ellas, ha empezado a llover y no sé hasta dónde he llegado, no sé si lo húmedo en mi mejilla son lágrimas saladas o es porque no me he puesto la capucha, pero eso no importa, no cuando se siente como una caricia de sus manos. Estoy dispuesta a escalar, a nadar, a correr incluso a volar con tal de llegar donde nadie más me vea, quiero estar sola un momento, desaparecer del mundo para aprender a perdonarme porque todos hemos de terminar en el mismo lugar, con las mismas flores ya muertas antes de perder su brillo. En una petición silenciosa pido que vuelva y nos escondamos juntas de los que no nos quieran, de los que quieran apagarnos, aprovecha mientras puedas, hoy estoy callada, pero no por mucho ¿volverá? Porque tengo frío y me canso de esperar.
Antes era una desquiciada, tengo que admitirlo, un completo desastre (a veces aún lo soy), era la víctima y mi propio verdugo, pero trajo luz a mi oscuridad, estaba muerta y me trajo a la vida, por eso pido vuelva, porque estoy cansada de andar, he llegado a la costa y no hay nada más que mirar, pido que vuelva y esta vez no la volveré a soltar.
ESTÁS LEYENDO
Canciones a historias.
PoesiaBásicamente yo creando historias a la madrugada en base a canciones de mi lista de Spotify.