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Leonardo ahora se encontraba dando vueltas en su habitación, no sabía si debía volver y disculparse con Winda o simplemente dejar de tener contacto con ella.

Luego de estar pensando y pensando, decidió que lo mejor era ir con ella y disculparse de nuevo por el altercado de hace una semana, tomó sus cosas y salió con la excusa de que debía patrullar unas calles de la ciudad que últimamente habían mostrado actividad delictiva.

Sus hermanos quisieron acompañarlo, sin embargo dijo que no era la gran cosa y que solamente les daría a esos matones un susto, sin más que decir, se fue de camino al departamento de la morena.

Esperó durante unos minutos, la luz apagada y el departamento en silencio indicaban que aún no había llegado, esperó, esperó y esperó.

-ya son las 2:00 a.m, tal vez se le hizo tarde...- él de bandana azul suspiró y se sentó en la orilla de la escalera de incendios a esperar

Luego de estar tan absorto en sus pensamientos una mano delgada y un poco grande se posó sobre su caparazón, haciéndolo dar un pequeño brinco, al darse media vuelta sonrió levemente al encontrarse con los ojos negros de Winda.

-¿Otra vez espiando?- ella rió

-esta vez vine para disculparme- se paró junto a ella y no pudo evitar pensar en que Winda, no era tan baja de estatura, rebasaba con cierta facilidad a su rubia cuñada

-¿Disculparse por qué?- ella se cruzó de brazos

-por lo del otro día- dijo en tono un poco simple

-bueno, no es necesario, usted se enojó, yo me enojé, así es la vida-

Winda caminó hacia el interior de su departamento, sin mucha dificultad y sin que su vestido rojo entallado fuera una molestia, cruzó la ventana para entrar.

Leonardo no pudo evitar fijar su mirada en las largas piernas de la morena, debía admitir que lucían muy suaves, sedosas y firmes, aunque rápidamente se reprendió por mirarla de manera tan impropia.

-¿No va a entrar?- ella lo miró de brazos cruzados y con una sonrisa en su rostro

El de bandana azul ingresó al departamento con cuidado de no golpear nada por su tamaño.

-¿Tiene hambre?-

-no, descuida- sonrió levemente ante su gesto

-¿Seguro? Puedo preparar algo rápido- ella puso sus manos en su cadera

-no, muchas gracias, no quiero ser una molestia y no tengo hambre honestamente- suspiró una vez antes de volver a mirarla

-de acuerdo- levantó sus manos en señal de rendición -usted se pierde mi buen sazón-

-lamento lo del otro día- él la miró directamente a los ojos -no fue correcto de mi parte el haberte empujado, se supone que yo protejo a la ciudad y te hice daño-

-no fue nada, solo fue un simple rasguño, en el calor del momento me dolió pero no es para tanto, tampoco tiene que poner el dedo en la llaga ¿Sabe?- ella sonrió un poco

-se todas formas, lamento mucho ese momento- hizo una pequeña reverencia para disculparse

-está bien, está bien, disculpa aceptada, pero ya no sea tan niño bueno- ella rió levemente

-se supone que soy de los buenos- sonrió

-si, pero parece de esos chicos que si rompen algo se sienten tan culpables que creen que deben recibir un castigo- ella suspiró

-bueno, nosotros si recibíamos un castigo si rompíamos algo, más Mikey y Raph-

Ambos rieron un poco, para Winda era muy agradable la compañía del mayor de los ninjas y a él también le era agradable su compañía.

-si vamos a charlar al menos siéntese, me duele el cuello al ver hacía arriba, soy alta pero no demasiado- sonrío

-está bien, tú ganas-

Leonardo la apreció de camino al sofá, el vestido rojo entallado con vuelos al final de la falda, muy corta por cierto, el cabello en millones de trenzas con pequeñas decoraciones y cuentas doradas en él, sus tacones altos de un rojo vibrante junto a un par de pendientes dorados y pequeños, la hacían lucir muy encantadora a sus ojos.

Se sentaron y ella comenzó a quitarse las cuentas que tenía en el cabello, tenía práctica así que lo haría rápido.

-¿Ustedes trabajan o algo?- ella lo miró mientras lo hacía

-trabajamos con la policía-

-no vaya a reportarme- rió -aquí en Brooklyn la policía ya no piensa en detenernos, no pudieron con tantas-

-no, no te detendré- la miró -trabajamos con la Jefa Rebecca Vincent, crímen organizado-

-vaya, así que ustedes si que tienen un trabajo divertido- colocó unas cuantas cuentas en la mesa de la sala -¿Desde hace cuánto trabajan con ella?-

-desde que teníamos 17 la hemos ayudado, luego Erika se unió, luego Maggie y hasta ahora Dakota y Shane, es bueno tener más ayuda-

-imagino que si, son una familia ocupada por lo que veo- puso unas cuentas en la mesita de la sala

-así es- rió levemente -y con los niños se volvió más ocupada-

-si, a veces los niños pueden dar más trabajo de lo habitual, pero son la alegría del hogar- terminó de sacarse todas las cuentas -al fin lo logré-

-te gusta hacerte peinados extravagantes- sonrió

-si, así es- rió -antiguamente en África se utilizaban las trenzas para definir a una tribu en específico, cada una tenía su propio estilo, también representaban la religión, el estatus y la edad-

-¿Y ahora?-

-bueno, actualmente se adornan, ya no son tan ajustadas y pueden ir desordenadas, lo que aún se mantiene son las técnicas para hacerlas- sonrió -pero también son peinados protectores, ya que nuestro cabello es muy seco y necesitamos esta clase de peinados para mantener un cabello sano y humectado-

-es impresionante- sonrió -toda la historia que hay detrás-

-para mí... Las trenzas no son sólo una forma de peinarse, también son una forma de arte donde las personas negras tienen toda la libertad para expresarse- lo miró -es un arte que ha ido evolucionando más allá de las ideas culturales originales y que utilizan distinta variedad de gente de todas las edades-

-es un muy buen sentimiento, sabes expresarte-

-le agradezco el cumplido- sonrió -a usted posiblemente le quedarían bien-

-no estoy acostumbrado a tener cabello, se me haría difícil- rió

-bien, entonces solo lo imaginaré- rió también

Leonardo movió unos cuantos mechones del rostro de Winda hacia atrás de su oreja, ella se sorprendió de que fuese tan amable.

-muchas gracias- sonrió

-no hay de qué- le sonrió de vuelta -ya es hora de irme-

Ambos se levantaron y caminaron hacia la ventana, ella la abrió y él salió.

-¿Lo volveré a ver?-

-si tú quieres que regrese, lo haré-

-si, por favor-

-te veo otro día entonces, cuídate-

-usted también-

Leonardo saltó de la escalera de incendios y comenzó a saltar entre edificios, Winda solamente lo vió hasta que desapareció.

Tal vez este era el momento en el que Leonardo se volvería más atrevido y le daría un poco más de emoción a su vida.

Chica fina (Leonardo TMNT X Oc) (TMNT X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora