1

1.1K 65 8
                                    

Después del fiasco enorme con Miles, solo quería recostarme en mi cama y masturbarme. Habían llegado al universo de Miles, pero nunca apareció, lo buscaron por doquier y nada. Y además Ben había desaparecido. Jessica me convenció de volver a casa para descansar un poco y luego para hacer un nuevo plan de búsqueda de Miles.

A regañadientes accedí y por eso me encontraba ahora acostado en mi cama tamaño king, tan solo usando ropa interior. Solo pude dormir unas pocas horas, apenas iban a hacer las 6 de la mañana cuando desperté. No podría seguir durmiendo ni aunque lo intentara.

—Puta madre, necesito tanto que un hombre me coja y duro.—murmure en español. A mi me encantaba ser vulgar cuando hablaba en español.

No recordaba cuando fue la última vez que tuve sexo con alguien, ya sea hombre o mujer, (aunque prefería un poco más a los hombres). Solo podía recordar a Dana. La dulce Dana. Necesitaba tan mal que un hombre me follara.

Dada mi inexistente pareja sexual, recurríria a masturbarme, primero con los dedos y luego con el consolador color azul que tenía escondido en el cajón de la mesita de noche. Realmente necesitaba desahogarme después de todo el estrés que sufrí por culpa de Miles. Ese niño lo iba a matar.

Negué varias veces para sacarme de la mente a Miles. Este era mi momento a solas para disfrutar un poco.

Me baje mis bóxers, dejando expuesta mi vagina, ya la sentía muy adolorida. Empecé a tocarme. Primero con mi dedos separé mis labios y luego comencé a masajear mi clitoris con un dedo, lentamente. Seguí así por unos pocos minutos antes de aumentar la velocidad.

Solté un suspiro. Ya me estaba mojando. Deje de tocarme el clitoris y baje mi diestra hasta mi entrada, sin pensarlo demasiado me metí dos dedos dentro de mi. Inicie con un ritmo lento de meter y sacar mis dedos, conforme pasaba el tiempo más rápido metía y sacaba mis dedos, al cabo de un momento en vez de dos dedos fueron tres los que metía y sacaba de mi interior.

—Verga, si, si.—gemí en español, complacido.

A este ritmo no tardaría en tener un orgasmo. Me detuve un poco frustrado, pero sabía que vendría algo mejor que solo mis dedos.

Me estire para sacar el consolador y el lubricante. Le puse una generosa cantidad de lubricante al consolador antes de dejar olvidado el bote y penetrarme con el juguete. Sin mucho preámbulo empecé a meter y a sacar el consolador dentro de mi vagina. Dios, se sentía fantástico.

Al principio iba a un ritmo lento, meter y sacar, sacar y meter, meter y sacar... no pasó mucho antes de que me alocara, metiendo y sacando el juguete a gran velocidad. Se sentía tan bien.

—Oh verga, estoy tan cerca.—exclamé de nuevo en español.

Con mi zurda volví a masajear mi clitoris, al mismo ritmo en que me masturbaba con el consolador. Era tan bueno. Era tan delicioso.

Unas cuantas metidas y sacadas más y...

—¡Si! ¡Si! ¡Si!.—grite, llegando al extasis.

Mi corrida me mojo hasta los muslos y mis sábanas. Saque el consolador y lo deje a un lado. Me quede recostado disfrutando de las réplicas de mi orgasmo.

Suspire y puse una mano sobre mi abdomen.

—Fue bueno, muy bueno.—exprese, jadeante.

—Me alegra ver que intentas relajarte.—escuche decir a una voz juguetona. No necesitaba abrir los ojos para saber quién era.

—Creí haberte dicho que no me molestarás cuando estoy en la cama, Lyla.—le recordé en tono pétreo.

—Ya se, ya se. Es solo que me siento triste por ti, Miguel, debirias tener un buen novio. Uno que te embarace y te dé el bebé que tanto quieres, pero no admites en voz alta que lo quieres.—me miró con ojos suplicantes la IA.—¡Vi a este hombre en internet el otro día! Tu tipo realmente, alto, pelirrojo y muy atractivo. ¡Si miras su perfil en línea seguro te encanta! ¡Podrías invitarlo a salir!.—reveló totalmente emocionada.

Lyla siempre intentaba buscarme un novio, no importa cuantas veces la he rechazado en sus intentos y eso que a veces suelo ponerme muy grosero cuando le digo que no.

—Ya hemos hablado de esto Lyla. No salgo con nadie.—la rechacé intentando no sonar duro. Después de ese orgasmo devastador me encontraba un poco de mejor humor.

—Bueno, al menos deberías salir con él de forma casual. Seguro te follaria bien. Que es lo que tanto necesitas.

Lo pensé por un momento. Bueno, ¿por qué no? Solo sería sexo. Si conseguía salvar el multiverso saldría con ese sujeto.

—Si logramos salvar el multiverso haz una cita con ese tipo, mientras tanto no.

Lyla me miró primero con sorpresa, para luego pasar a la emoción y felicidad. Comenzó a revolotear de un lado a otro.

—¡Oh si!

La miré con cierta diversión oculta por un rato antes de incorporarme e ir a ducharme. Todavía había que buscar a Miles y atraparlo. Si no me quedaba más remedio lo mordería y lo dejaría paralizado. Tenía que hacer lo necesario para salvar al multiverso. Tal vez así, después de todo pueda tener un bebé.

Un poco de desahogo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora