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La noche aún duraba. Aunque no se vea por completo, pasó un buen rato para que sea la media noche. La luna que brillaba y brillaba por lo profundo del bosque iluminando todo a su paso. Las luciérnagas alimentaban el ambiente brillando segundos y otros segundos apagados. Rodeaban toda una parte del bosque y no se quedaban atrás los grillos, quienes, estaban cantando en la oscuridad; su tiempo de cantar era muy de noche, pero apenas sonaba una o dos de forma desordenada. No cambiaba la idea de que la luna llena iluminaba tanto el lugar que parecía tan creíble pero hermoso.

No solo sonaban los grillos que tenían su canto tan fuerte, se escuchaba las hojas ya secas siendo rotas por pasos de dos personas en común. Pronto se escuchaba una plática, que según esa misma, hablaba de una misión completada con éxito pero también con rivalidad al intentar uno ser mejor que otro. No tenían la intención de herir a la persona contraria, después de todo, les era normal hablar de tal tema y al final quedar arreglados.

No era simplemente dos personas así porque sí, los dos ya llevaban meses en una relación y si eran sinceros, era muy complicado seguir la idea de uno para el otro o inclusive comportarse como tal. Su manera de expresar amor normalmente era por gritos, regaños, apodos, y rara vez podían darse un beso sin estar tan acalorados o abrazarse si no era su tiempo de dormir ya que de pie les era vergonzoso. Su forma de ser pareja era única sin ser comparada por otras personas. Mantenían su relación en secreto haciéndose como "amigos" frente de todos, inclusive de los más cercanos, pero de noche, siempre entraban al bosque para poder charlar de lo más normal y tener su tiempo a solas.

Uno contenía su cabeza de jabalí puesta; esa cosa aunque no lo deja ver, era como si le fuera normal llevarla, ya que nunca tropezaba, esto es debido a su tacto tan desarrollado además de su costumbre al tenerla puesta, además que casi no llevaba su parte superior de su ropa, era más ventaja a su grandiosa habilidad. Por otro lado, la persona opuesta era algo más alto que él, con su peinado azabache afro, una cicatriz y si llevando su uniforme completo además de una chaqueta, era totalmente opuesto a la persona contraria.

Hablaban de lo genial que les fue en la misión que les había tocado. Se divertían mucho a pesar de saber que pudo haberles llegado la muerte, pero los dos en combate, era como ver al duo dinámico perfecto a pesar de su personalidad distinta... Muy distinta si seríamos sinceros. No compartían las mismas ideas y lo único de semejanza, esque estos dos eran de personalidad de la ira.

— ¡Te dije que te ganaría! — Habló con orgullo tal persona con cabeza de jabalí. Su voz era muy grave y desarrollada, causando que sea más encerio su frase mientras sus brazos estaban cruzados. Su mirada apuntaba a la del omiso con una sonrisa bajo esa máscara.

— Si jabalí... No querías que haga el trabajo por mi cuenta. Simplemente eres tú el que se humilla solo. — Por otro lado, el azabache estaba de forma normal. Al hablar, sus ojos se desviaron a otro lado en forma de burla incluida con una gran sonrisa que mostraba orgullo y posesión ante la persona contraria.