1. Orchidea

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"Esto no es amor, ni es afecto.
Es sólo deseo.
En otras palabras, es una lujuria desprovista de amor. 
El afecto tampoco existe.
El deseo es como una bestia hambrienta. 
Aunque perseguir este anhelo es inevitable, también es natural.
No es amor".

-Lord Ritcher.





***

—Tsutomu Shirogane.
—Sí.
—Yuri Sakurada.
—Presente.
—Kurokawa Vio...

El anciano profesor carraspeó. Hubo silencio por unos segundos.

—Vioru.. Woretsu... Woreta... —leyó el hombre con dificultad, debido a que el nombre de la alumna estaba escrito con letras latinas y no caracteres japoneses.

—Es Violeta —respondió la chica, que denotaba una sutil pérdida de paciencia en su tono de voz—. Sé que puede parecer algo difícil de pronunciar en japonés, pero en katakana es muy fácil. Vi-o-le-ta.

Todos en la clase se giraron a verla. Como era lógico, para unos alumnos japoneses acostumbrados a nombres comunes como "Sachiko", "Ren" o "Hiroshi", uno tan inusual captaría su curiosidad al instante.

El profesor, algo nervioso, sonrió y se rascó la sien con una risa inquieta.

—¡Ah, sí, por supuesto! —farfulló— Qué nombre tan peculiar, el tuyo. ¿Podría preguntarte de dónde vienes?
—Mi madre es de Rumanía —respondió la joven—, me he criado allí hasta los 10 años. Pero mi padre es japonés y el resto de mi vida la he pasado aquí. Estoy acostumbrada a este tipo de confusiones, no se preocupe.
—Ah, genial, genial... Violeta —pronunció el pobre profesor con gran esfuerzo— ¡Siempre es un placer tener una clase diversa! ¿No es así, chicos?

Hubo un silencio sepulcral. El hombre soltó una tenue risa, incómodo

—En fin... Yoko Yamamoto —prosiguió.
—Presente.
—Atsushi Honda...

Mientras continuaba pasando la lista, Gardenia no pudo evitar percatarse de cómo sus compañeros cuchicheaban a su alrededor. "Qué chica más extraña, ¿no?". "Tiene el pelo morado, ¡qué raro!". "Guau, es de Rumanía, ¡como el conde Drácula!". "Vaya pintas lleva...". "A mi los extranjeros me dan mal rollo".

Sin embargo, estos comentarios poco le importaban. Estaba más que acostumbrada a que, por su condición de mestiza, le acecharan toda clase de cuchicheos y demás. Su primer día de clase comenzó tal y como imaginaba. Aunque el desenlace del mismo fue más bien inesperado.

—Ayato Sakamaki.

Nadie contestó.

—¿Ayato Sakamaki?
—¡Que sí, profe! ¡Que estoy aquí! ¿No me ves o qué? Maaaaaadre mía, a ver si nos graduamos bien las gafas —vociferó con desgana el chico sentado al lado de Violeta, que se encontraba sentado de malas maneras con las piernas en la mesa. Tenía el pelo rojizo y despeinado, y llevaba el uniforme mal puesto, como si se lo hubieran tirado de lejos.

"Ay, Señor. Este tiene que ser el delincuente de la clase, fijo", pensó ella. "Vaya maleducado. Encima se sienta al lado mía, vaya suerte tengo, macho".

—S-Sakamaki, a la próxima mala contestación voy a tener que ponerte una amonestación, ¿vale? —sentenció el profesor tratando de sonar autoritario, pero claramente amedrentado por la actitud intimidante y desenfadada del chico— Y con las que estás acumulando, a la p-próxima te van a expulsar... ¿S-sí?
—Que sí, que sí.

El momento incómodo terminó, y el tal Ayato se sentó como es debido mientras el profesor terminaba de pasar lista.
La clase de Historia del Arte continuó su curso con normalidad. Fue entonces que, a pocos minutos de sonar el timbre, el profesor, nervioso, anunció:

𝐃𝐢𝐚𝐛𝐨𝐥𝐢𝐤 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬: 𝕭𝖑𝖔𝖔𝖉 & 𝕾𝖕𝖊𝖑𝖑 [Laito x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora