Al entrar, los hermanos Sakamaki la recibieron con amabilidad.
A Violeta se la caía la baba contemplando la despampanante mansión. Nunca se le hubiera ocurrido que un chico con las pintas de Ayato pudiese vivir en un lugar como ese.
La mansión de los Sakamaki parecía sacada de una historia de fantasía oscura, como si estuviera encantada. La chica contemplaba cada rincón con inquietud y admiración al mismo tiempo, sintiendo que el aura del lugar la atrapaba más y más.
En ese momento, una extraña y amarga sensación la atravesó justo cuando más embelesada se encontraba, como si alguien dentro de ella le susurrara: "Aquí hay algo extraño".
Pero aquel presentimiento fugaz fue situado en un segundo plano. Ahora debía centrarse: ella era la invitada, y no debía ser descortés.—M-muchas gracias por invitarme... —musitó ella, haciendo una reverencia.
—Lo que sea, me voy a dormir —terció el hermano mayor rubio, Shu, marchándose por las escaleras.
—El placer es nuestro, Violeta —le respondió Reiji, el de las gafas—. Siéntete como en casa.Ella agradeció de nuevo la hospitalidad, y se dejó guiar por los hermanos hasta el comedor, donde la invitaron a comer junto a ellos.
—¿El chico rubio no va a comer? —preguntó extrañada.
—Ese infraser percibe hasta el simple acto de comer como un esfuerzo y una molestia —comentó Reiji con desprecio—. Por favor, te pido que lo ignores.
—Bueno, está bien...El enorme comedor captó su emoción y admiración al instante. Se sentía como en un palacio de cuento de hadas, donde ella era la princesa. No pudo evitar soltar ciertas expresiones y exclamaciones de asombro, mientras los hermanos Sakamaki la miraban algo extrañados.
Se sentó con sumo cuidado en una silla que parecía costar más que su propia vida, como si al más mínimo soplido de una tenue brisa se fuera a romper en mil pedazos. Cuidadosamente, tomó sitio al lado de Ayato.
—M-muchas gracias... —murmuró de nuevo con timidez.
—Joder, deja ya de agradecer. Qué molesta —dijo Ayato en respuesta, mientras se disponía a coger los cubiertos bruscamente y a comer sin ningún atisbo de educación.
—Ayato, tus modales —le regañó Reiji con dureza—. Se te olvida que tenemos una invitada.
—¿La carne estofada es de tu agrado, Letty-chan? —preguntó con una sonrisa afable el otro hermano, Laito, apoyando la cara sobre sus dos manos."¿Letty-chan?", pensó, extrañada.
—¡S-sí, está todo delicioso! —respondió Violeta con alegría. Hacía tiempo que no comía algo tan rico, y más un banquete tan lujoso en un sitio como aquel.
Laito dejó escapar una dulce risita, y los demás continuaron disfrutando de la cena.
—Sakamaki, me estás llenando de comida... —se quejó la chica mientras trataba de zafarse de las migas que salían volando de la boca del joven.
—Moradita, no tienes por qué seguir llamándome Sakamaki, y menos en mi casa —dijo él con la boca llena—. Aquí todos somos Sakamaki, así que para evitar confusiones mejor llámame Ayato, ¿quieres?Violeta asintió, sonrojada.
Tras un tiempo y una larga charla mientras comían, todos terminaron de cenar, y ella, tras agradecer una última vez por la exquisita comida, se dejó conducir a la habitación de Ayato, dispuestos a comenzar su trabajo.La habitación de Ayato era extensa, lujosa, aunque algo desordenada. Además tenía un ¿ataúd? Su fascinación hizo que ignorara aquel peculiar aspecto de la estancia, pues le asombraba el hecho de que podría ser perfectamente igual de grande que su apartamento entero.
—Bien, he traído mi portátil, así que crearé el documento y nos repartimos la tarea, ¿vale? —le dijo.
—No tengo ni puta idea sobre arte, pero bueno... —refunfuñó mientras se desplomaba sobre una cama perfectamente hecha, que parecía que nunca había sido usada.
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𝐃𝐢𝐚𝐛𝐨𝐥𝐢𝐤 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬: 𝕭𝖑𝖔𝖔𝖉 & 𝕾𝖕𝖊𝖑𝖑 [Laito x Reader]
Fanfiction"𝐋𝐚𝐬 𝐛𝐫𝐮𝐣𝐚𝐬 𝐲 𝐥𝐨𝐬 𝐯𝐚𝐦𝐩𝐢𝐫𝐨𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐞𝐧𝐞𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬 𝐧𝐚𝐭𝐮𝐫𝐚𝐥𝐞𝐬. 𝐒𝐨𝐧 𝐝𝐨𝐬 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨𝐬 𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐣𝐚𝐦á𝐬 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐧 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐬𝐞, 𝐩𝐮𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐦á𝐬 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨 𝐥𝐞 𝐚𝐠𝐮�...