🌟𝘋𝘦𝘴𝘢𝘺𝘶𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘊𝘢𝘮𝘱𝘦𝘰𝘯𝘦𝘴🌟. -𝘷𝘢𝘴𝘩𝘸𝘰𝘰𝘥 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵-

－Ｂｏｎ Ａｐｐｅｔｉｔ－

La noche era fresca en comparación a los soleados y áridos días desérticos en no man's land, gusanos cubrían el cielo iluminándolo todo con su luz aguamarina.

Un carismático grupo de personas que no parecían tener nada que ver el uno con el otro y sin embargo ahi estaban todos reunidos.

-ah, finalmente se ha ido a dormir- suspiro la muchacha de cabellos oscuros sentándose frente al fuego junto a aquellos hombres. -Roberto esta bien?- alzo sus oscuras cejas por encima de sus gafas y la chica asintió. -esta bien, simplemente bebió demasiado...otra vez.
El azabache observo hacia el vehículo de donde salian los ronquidos del hombre y después se dirigió a la joven.
-oye niña, tu también deberías irte a dormir, eres nuestra chofer- le dio una palmada para molestarla a lo que ella respondió dandole un manotazo. -no me digas que hacer!.- se cruzo de brazos en su sitio mientras ambos reian. -tienes razón- bostezó -ya debería irme a dormir, ustedes hagan lo mismo.
Se levantó despidiéndose de ambos recibiendo lo mismo en respuesta -buenas noches -Dijeron al unísono.

Se quedaron solos en silencio acompañados del chasquido de la yesca quemándose en el fuego.
-a quien le tocaba la guardia hoy?
El rubio preguntó con tranquilidad observando a su compañero con una pequeña sonrisa. -me da igual, la quieres? No me apetece ir a dormir ahora. De pronto ambos suspiraron, habia algo en la mirada del azabache, como observaba fijamente a vash, tenia algo oculto tras esa mirada y el pistolero trataba de descifrar que era, rió suavemente y se acaricio la nuca girando su mirada al cielo. -supongo que estamos igual, no tengo muchas ganas de irme a dormir. Se levantó para sentarse mas cerca del moreno y este no pareció incomodarse, al contrario, se acomodo dejando al rubio recargarse en su hombro.

Se dejo embriagar de su aroma natural y cuando lo vio retirarse aquellas gafas redondas de su hermoso rostro no pudo evitar soltar un suspiro y entre abrir los labios.
Dentro de su pecho, su corazón golpeteaba con fuerza cada vez que vash se movía, le provocaba un sentimiento que no podía explicar, lo rodeó por los hombros como ya había hecho tantas veces en el pasado pues sabia que contaba con la confianza y autorización del hombre.

-que sucede wolfwood?. -las palabras de vash le llamaron la atención y lo hicieron salir de su ensoñación. -como?...nada, estoy bien.-un suspiro de duda salio de los labios del rubio y se acomodo frente a el poniendo a nicholas nervioso -me has estado observando muy raro todo el dia, necesitas decirme algo?. -nicholas trago saliva con dureza, como si le estuviese pasando un ladrillo de metal por la garganta, de pronto se puso tembloroso y su corazón se aceleró aún más, noto como sudaba y su pecho descubierto bajaba y subía agitado, vash sonrío con cierto halo de picardía y se acerco mas a el.
-que? Ahora que tongari?.- el mencionado sin pena alguna unio  sus labios dejandolo sorprendido pero reacciono al instante.
-¿porque te pones nervioso? No es como si no lo hubiésemos hecho antes.-aclaró esperando que el hombre respondiera, nicholas lo observo con una sonrisa traviesa y coloco una mano en su cabello alborotando las finas hebras doradas.
-simplemente me agarraste por sorpresa...no sabia que tu también tenías ganas, solo debías pedir.- coloco un cigarrillo entre sus labios y lo encendio.
-como que tambien?, nico...tu...-el mencionado  suspiro y volvio a tomarlo por la nuca para besarlo brusco y posesivo. -si, desde hace dias, no puedo evitar querer devorarte cada vez que te veo, desde aquella vez me arruinaste, toma la responsabilidad.

Lo sujeto de la cintura cayendo sobre la arena observando el anaranjado amanecer en el horizonte.
-vaya vaya, esta amaneciendo, parece ser que toco desayunar.
El rubio sonrojado le sonrió acariciando su mejilla y chasqueo la lengua. -pues provecho wolfwood.

Sonrio ampliamente ante las palabras del rubio, inmediatamente comenzó a atacar el cuello de vash con besos y mordiscos que marcaban de rojo su tersa y palida piel, las manos fuertes y asperas del moreno se adentraron por debajo de la camiseta de su pareja delineando las cicatrices con sus dedos.