XXXIV

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Baena y Vaelys estaban sentados en un tronco mientras veían a Vhagar descansar luego de ser curada. Ninguno de los dos hablaba.

La mayor se sentía triste y destrozada, después de perder a su hijo y abuela, ahora también había perdido a su mejor amigo y padre. Ya no entendía qué rayos debía hacer para que la guerra parara, no quería que nadie más muriera.

Vaelys a su vez también estaba triste, se culpaba por no haber acompañado a Aemond y a su abuelo.

—¿Qué haremos ahora?

—Estamos en guerra, tocará pelear.

—¿Te despediste del abuelo?

La platinada asintió conteniendo sus lágrimas.

—Siento que no compartí lo suficiente con él cuando era de la edad de Rhaegar.

—Él te amaba.

Baena abrazó a su pequeño y besó su frente. Vaelys al ver a su madre así, se separó de él y la miró.

—Padre Aemond dejó algo para ti.

—¿Qué cosa? —señaló a Vhagar—. Oh no, volar ya no es para mí.

—Él dijo que le debías un vuelo a Vhagar.

—Después de Vermithor, no me creo posible que pueda volar.

La ayudó a levantar.

—Inténtalo, vamos.

—Vaelys, hace tiempo no hago esto.

—El abuelo decía que te solían llamar la «Princesa Rebelde» porque siempre te escapabas.

Vhagar se levantó mirándolos. Baena observó por unos segundos al dragón, recordaba todo, como su madre murió gracias a ella, cómo se formó todo un problema cuando Aemond la reclamó, cuando devoró a Vermithor. Era como si viera su infancia a través de los años.

Estiró su mano acariciándola con suavidad para calmarla, estaba por decirle algo cuando la princesa vio algo en los cielos, era un dragón y ella sabía muy bien a quién le pertenecía.

Por otro lado, todos estaban en la sala de consejos de Driftmark, hablaban de qué harían sabiendo que Daeron los había traicionado y matado de alguna manera a dos buenos guerreros.

—Esto es un desastre, perdimos al rey consorte y a nuestro mejor guerrero —habló Jace.

—Nos arriesgamos mucho al mandarlos solo a ellos —respondió su tío Aegon.

—Estamos en guerra, debemos atacar a Daeron —intervino Viserys.

—Tenemos dragones con los cuales podemos atacar, pero la ventaja de él es que tiene una bruja.

Helaena suspiró.

—He perdido a mi hijo y a mi hermano, no voy a soportar seguir perdiendo a mi familia. Si es necesario pelearé con Dreamfyre.

—Hela...

—Estaré bien, Jace. Pasé toda mi vida encerrada en la fortaleza, pero sé cómo manejarme.

Su esposa la abrazó con dulzura.

—Baela no puede enterarse por ahora de lo sucedido, podría perder el bebé.

—Así es.

—Hay que pensar cómo le diremos a madre —cambió de tema el Señor de las Mareas.

—Va a devastarla aquella noticia.

Todos estuvieron de acuerdo con ello. Jace suspiró.

—Iré por Vermax para ir a King's Landing, debo avisarle.

La Princesa Rebelde || Lucerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora