Capitulo 1 "El nuevo"

129 4 0
                                    

Que día de mierda  Pensaba el ojirojo.

¿Será que Izana vendrá?  Ah, espero que ese idiota no falte.

Mientras iba caminado y pateando una piedra. No tenía ganas de ir a las escuela pero tampoco tenía ganas de quedarse en su casa, y estar con Izana, era algo divertido y no tenía algo mejor que hacer(aunque no lo admitiera en voz alta).

Al llegar a la escuela se sentó en los últimos asientos, lo usual. Espero mirando a todos sus compañeros. Izana entro corriendo.

– ¿Dónde estabas-. Cuestionó a su amigo.

–Me desperté tarde, lo siento. Corrí porque e visto venir a profe-. Replicó.

–Bueno, entonces cállate-. Le contesto.

Llegaron algunos estudiantes más y unos minutos después entro el profesor.

–Buenos días, espero que estén todos bien. Hoy le presentaremos a alguien nuevo. Sean amables y respetuosos con el. Bueno, eso es todo, puedes pasar-. El profesor de mediana edad se movió a su escritorio dejando espacio para el nuevo estudiante.

Un chico en silla de ruedas entro. Pelo negro y rubio por partes. Dos trenzas hasta las clavículas. Ojos color violeta claro. Vestido complemente de negro.

A Kakucho le recorrió un escalofrío de los pies hasta la última hebra de su cabello rapado. No podría ser cierto.

-Mi nombre es Ran Haitani, mucho gusto-. El chico nuevo pronunció, aunque su cara de 'no me interesan ninguno de ustedes y ni  se les ocurra hablarme' daba a entender completamente lo contrario a lo que decía. Analizando de pies a cabeza a cada alumno y alumna presente causando un escalofrío cada uno de ellos. Y no precisamente de gusto. Aunque no sabría decirte si Kakucho piense lo mismo, a estado observando intensamente a Ran desde que llegó.

¿Que hace aquí? Se preguntaba, si, lo conocía. Prácticamente pasaron toda su infancia y adolescencia juntos, pese a que nunca fueron juntos a la misma escuela. Nunca se espero verlo tanto tiempo después.

Ran después de su exhaustivo observamiento a todos sus  compañeros se fijó en Kakucho, el mencionado no sabía dónde meter su cara.

Jesucristo, que no me reconozca, nunca te pido nada pero no me falles está vez.

No obstante su cara no expresaba lo que sus pensamientos, pero si se lograba ver un leve rubor en su cara.

Trato de no ser tan obvio, y mantuvo su mirada intensa. Ran lo reconoció de inmediato, aún cuando estaba rapado. Se logró ver una leve sonrisa de costado en el.

Madre santa. Kakucho casi se atraganta de tal vista.

–Bueno, puede elegir cualquier asiento que le plazca-. El profesor se dirigio hacia Ran.

–Esta bien-. Indicó el ojilila. Fue hacia un asiento en el fondo, un poco lento y un chico cerca del asiento de dónde se iba a sentar le quito la silla para que pudiera ponerse en la mesa. (Cabe mencionar que este asiento estaba en el otra punta de dónde estaba Kakucho)

El profesor empezó a escribir en el pizarrón y todo de forma automática empezaron a escribir.

–Pss, Kaku, ¿conoces al nuevo?-. Susurró Izana. Curioso por el par que hace un momento se estaba mirando... ¿Cómo definirlo? ¿Con ganas de besarse o matarse?

Giro su atención a su amigo, pese a que aún sentía la mirada intensa de Ran.

–Si, lo conozco ¿Y que?-. Trato de no verse afectado, pero toda esta situación lo irritaba, pese a que sentía una oleada de emociones desde que Ran poso su mirada en el.

–No no, por nada-. Izana comprendió que era mejor no hablar, no por nada su amigo tenía cara de matar a cualquiera que se le pusiera enfrente.

–Agh-. Kakucho paso sus manos por su rapado, le gustaba hacer eso, los rasposos cabellos le hacían pensar la cosas mejor cuando no sabia que hacer.

Al finalizar la clase el profesor dió un aviso.

–Bueno, se que es algo injusto para Ran, pero tendrán que hacer un trabajo-. Se escuchó una oleada de murmullos quejandose-. Por lo que pensé en que seria mejor que hagan los trabajos en grupos-. Enseguida todos fueron a buscar un compañero con el cuál hacer grupo.

Cuando el ojirojo iba a hablarle, el traicionero se fue con otro compañero para hacer el trabajo.

Traidor pensaba el rapado.
Cuando iba a buscar otro compañero (ignorando, o más bien tratando de no mirar a Ran.

Cuando cayó en cuenta de que no quedaba nadie más que él.

Jodida mierda, esto no puede estar pasandome . Y lo miro, tan bonito mirando a la nada con una mirada indescriptiblemente necesitada, solo el parecía entender su mirada, porque todos lo ignoraron, al parecer por si mirada 'intimidante'.

Ah, no me queda de otra. Se dirigió hacia la otra esquina del salón.

–Hola-. Saludó. – ¿Quieres hacer el trabajo conmigo?-. Trato de no mirarlo a los ojos, o se pondría nervioso.

–Oh, hola-. Devolvió el saludo-. Claro-. Sonrío mínimamente disimulando la ganas que tenía de que el pelinegro se le acercara.

–Eh, ¿En tu casa o en la mía?-. Cuestionó– El trabajo, claro-.

–Ah-. Ran soltó una risita-. Te parece en mi casa-. Ran inquirió.

–Bien-. Contestó Kakucho-. Nos vemos.

Después de eso sonó el timbre que indicaba que podían volver a sus casas.

Kakucho volvió a su asiento a guardar sus cosas, se tardó un poco ya que sus compañeros parecían orangutanes saliendo de sus jaulas.

Todo el camino a su casa estuvo absorto en sus pensamientos. Recordaba que Ran vivía a solo unas casas de su casa, se preguntaba cómo no lo vio salir. Pero bueno hoy solo quería echarse a dormir. Mañana pensaría mejor las cosas.




Ran y Kakucho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora