Izana caminaba tranquilamente hacia su escuela, por alguna extraña razón se despertó temprano. De todos modos no era tan extraña y todo se debía a él.
Te preguntarás, quién es él.
Fácil, el chico con el que su amigo está pasando gran parte de su tiempo y parece haber hechizado de alguna manera a Kakucho andaba todo cambiado y en las nubes.
Desde que llegó, le había dado malas vibras, porque su compañero se comportó muy extraño.
Trato de hablar con Kakucho, pero este no estaba. Llamo a su madre y está respondió diciendo que estaba en casa de Ran.
Y la mejor idea que se le ocurrió, fue enfrentarlo.
Para el era extremadamente lógico, ¿Por qué? Simple, cuando llegó con los demás después de comer, su amigo estaba muy extraño. Parecía que un ovni se lo había absorbido, le haya lavado el cerebro y se lo haya traído devuelta pensando que eran tan tontos para no notar la diferencia entre el Kakucho pasado y el de ahora.
Que extraño, otra vez. Al llegar no vio a su compañero en su habitual silla y eso que enseguida iba a llegar el profesor.
Se sentó al lado de alguien con quién había hablado una sola vez al ver que el ojirojo no llegaba. Hasta que lo vio entrar a la clase empujando la silla de Ran sonriendo como bobo.
Ran tenía una sonrisa de medio lado y Kakucho se reía levemente de todo lo el pelinegro-rubio decía.
¿Qué? Roba amigos. Pensó enojado Izana y transmitiendolo con la mirada.
Ran lo notó, Kakucho no. Ran sólo sonrió en grande.
Buscaron un asiento para sentarse. Justo entro el profesor.
La clase paso normal, igual que todos los días, excepto por las pequeñas risas que solo Izana parecía escuchar, de parte del dúo.
Sonó el timbre del receso y muchos salieron corriendo hacia la puerta de entrada para salir.
Izana miro a el par, el cuál estaba charlando tranquilamente hasta que Kakucho decidió salir.
Perfecto. Sonríe en grande como si su sonrisa fuera demoníaca.
Se acerca lentamente hacías su objetivo, mientras esté mira por la ventana sin notar la presencia de Izana acechandolo.
Izana toca el hombro de Ran, haciendo que este de un pequeño saltito de susto.
-Ran, ¿cierto?- Cuestionó Izana.
Ram giró lentamente la cabeza y alzó una ceja al ver a el moreno, preguntándose que quería.
-Sí, soy yo. ¿Que necesitas?- Inquirió el ojilila alzando una ceja.
Respira Izana, respira.
-Estoy seguro de que conoces a Kakucho-. Izana suspiro.
-Dire esto solo una vez, y espero que me escuches maldito-. Arrugó el rostro.
-No sé que quieres, no sé quién eres, pero Kakucho ha cambiado desde que has llegado aqui- Los ojos de izana se oscurecieron de ira y en medio de eso agarro el cuello de la camisa de Ran.
-No te le acerques, maldito hijo de perra. Si plemente no te le acerques nunca.-Izana soltó la camisa de Ran y salió del aula con una sonrisa orgullosa.
Ran miró extrañado a el chico que lo acababa de amenazar.
Que carajo acaba de pasar .
Ran sólo siguió guardando sus cosas en su mochila Que raro.
¿Será que Kakucho estará en su casa?
Coloco su mochila en su regazo y movió las ruedas de su silla para dirigirse a su casa.
Creo que recién sale. Ran puso una cara confundida.
¿Lo esperó o no?
Ran quedó estancado durante un momento en la puerta de entrada. Dió un pequeño saltito en su silla al sentir alguien detrás de su espalda, aunque al voltear reconoció inmediatamente quiero era.
-No me asustes asi- Sonrío al ver a Kakucho.
-Lo lamento ¿Irás a mi casa hoy?- Kakucho empezó a empujar la silla de ruedas de Ran en dirección a su casa.
-Claro, teníamos tarea que hacer, aunque espérame que le aviso a mi madre- Ran saco su celular e inmediatamente escribió un mensaje corto a su madre para avisarle, el cuál Kakucho no alcanzo a leer.
Esperaron unos segundos y la mamá de Ran respondió que estaba de acuerdo y los chicos se dirigieron hacia la casa de Kakucho.
