Bonne chance ou pas ?

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Adara Brennan es una chica parisina de pelo marrón, largo y ondulado, de ojos grandes entre marrones y verdes, tiene 19 años, siempre viste con vestidos de flores, aunque haga frío, y con unas botas marrones desgastadas y viene de una familia de clase media.

Adara se despertó temprano ese día, era sábado, así que se dedicaría todo el día a cultivar en el huerto de su casa y a darse un baño en la playa, se había mudado allí hace dos semanas, en busca de su vida soñada, una vida dedicada a la naturaleza. Desde pequeña miraba a la ventana de su cuarto pensando en cuanto de bello sería poder ver el mar desde ella, y una de sus aficiones de siempre ha sido cultivar, así que cuando tuvo posibilidad de ir a estudiar botánica en Marsella, ni se lo pensó, sus padres le dieron el dinero del viaje y del primer mes de alquiler con la condición de que buscara trabajo y se pudiera pagar los demás meses. Estuvo buscando casas y apartamentos por toda Marsella, pero cuando vio esta casa, se enamoró, era una casa de ensueño, el precio era asequible y quedaba a una hora de donde estudiaba,básicamente todo lo que ella buscaba. Aunque lo cierto es que se sentía un poco sola allí, no tenia a nadie con quien hablar, o salir a tomar algo, había conocido a una chica en la facultad, pero vivía demasiado lejos de ella.
Se puso los guantes, un vestido de flores, no se calzó, ya que decía que le gustaba sentir la tierra en sus pies, un sombrero de paja y salió a cultivar. Llevaba una hora, cuando tocaron el timbre. El casero la había avisado de que su nieto se pasaría por allí, pero siendo sincera, a ella esa familia no le daba buena espina, era gente rica, enloquecida por el dinero, y seguramente el nieto sería un niño mimado, así que estaba nerviosa por si la persona que había tocado el timbre fuese él. Salió hacia la puerta de entrada que daba al jardín y vio a un chico que por lo que a ella le pareció, era bastante guapo, de ojos negros y pelo castaño. Le pregunto si era el nieto del casero, resultó ser que no, por suerte o por desgracia, ya que era bastante agradable, era el cartero, pero antes de que este pudiera darle lo que le traía, un coche aparcó delante de la casa. Se fijo en el coche, era muy lujoso, no hacía falta que se bajara nadie, ya sabía quien era, el nieto del casero. Cuando este salió del vehículo pudo ver que era un chico muy apuesto, rubio, iba en traje, el cual se acomodó la chaqueta de este, y llevaba gafas de sol. Se acercó hacia ella, ignorando la presencia de Román por completo, y le habló de quien era. Aquel hombre rebosaba egocentrismo y arrogancia, cosa que ella notó de forma instantánea . Le había echo un cumplido, en otras circunstancias le hubiera gustado, pero no era el caso, Adara sabía con certeza que ese hombre no había ido allí solamente a ver cómo estaba la casa, quería descubrir el por qué, esa es la razón de por la que le aceptó la salida, le daría ventaja para poder descubrirlo.
Cuando por fin ese hombre volvió a su coche de lujo, pensó que aquel cartero que había conocido aquella mañana, debía ser cosa del destino, le habían puesto un amigo en la puerta de su casa, literalmente, no podía perderlo, así que antes de que se fuera le pregunto que si podían ser amigos, el joven fue muy amable y le regaló una sonrisa a la misma vez que le indico donde vivía, para que ella fuera a buscarlo cuando lo necesitara.
Luego de que estos dos hombres se fueran, Adara decidió que sería una buena idea coger un libro, ponerse un bikini, unas gafas de sol e ir al muelle del pueblo, donde la gente frecuentaba para bañarse y pasar el rato. Agarró la bicicleta y fue rumbo a su destino.
Al llegar al muelle se quitó el vestido, dejando ver un bikini de color azul pastel, estiró la toalla sobre el suelo y se tumbó en ella, se colocó las gafas y abrió su libro por la página donde se había quedado, era uno de sus libros favoritos, " Mujercitas", lo había leído como 5 veces, pero nunca se cansaba de la historia de aquellas hermanas. Ese día hacía bastante calor, y el mar se veía más azul de lo normal, ya que el cielo se encontraba tan despejado, que su reflejo hacía ver aquella agua apetecible. De repente algo irrumpió su calma, un perro, concretamente un golden terrier se abalanzó en su toalla, dando saltos de un lado a otro . Del otro lado llegó una chica de complexión delgada y pelo negro corriendo hacia Adara, y cuando llegó hasta donde estaba ella, llamó la atención al perro y lo agarró del collar, entonces dijo: - Cuanto lo siento, es que se vuelve loco aveces y no puedo controlarlo.- y Adara respondió: - No te preocupes, se nota que es un perro feliz.- Ante este comentario las dos rieron. - Espero que sí. Oye nunca te había visto por aquí, ¿eres nueva en el pueblo?-
Adara: - De echó sí, me llamó Adara ¿y tú?-
Chica misteriosa: - Yo soy Mélodie, pues cuéntame Adara, ¿en donde te estas quedando?-
Adara: - En la casa que alquilaron los Dubois.- Mélodie puso cara de desagrado.
Mélodie: - Ten cuidado con esa familia.-
Adara: - ¿Por qué?-
Mélodie: - Te voy a contar una cosa, que quede claro que yo no me suelo llevar por los chismes del pueblo, pero he podido comprobar con mis ojos que algunos son reales. Esa familia hace cosas malas, si ves algo raro, no te involucres.-
Adara: - De verdad que muchas gracias por avisarme, ¿me podrías dar tu número?-
Mélodie: - Claro, tenemos que ir a tomarnos algo juntas, mira aquí está el número.-
Mélodie se lo enseñó desde su móvil y Adara lo copió en el suyo.
Mélodie: - Bueno me tengo que ir, ya nos veremos.-
Adara: - Siii.-
Las dos se despiden con la mano y Adara siguió con lo que estaba haciendo antes de que llegara Mélodie.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2023 ⏰

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