𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷 . . . |

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Distrito de refugiados, Hace nueve años - Seoul, Corea del Sur. . . 2:57 Pm |

Una chica de 11 años estaba presenciando con notable temor en su rostro como un joven terminaba con la vida de uno de los muchos militares que habían sido mandados para exterminar a los refugiados como ella.

El chico le arrancó con brusquedad el cuchillo que él mismo había plantado en el cuello del contrario, luego se levanto con cansancio mientras la chica lo observaba y se preguntaba si era bueno salir de su escondite. Él sintió su mirada y se acercó a ella con intenciones de ayudarla, incluso a Chun le brillaron los ojos al ver la esperanza en persona.

Pero cuando estaba por levantarse para que el contrario no se esforzara en llegar a ella, unos disparos causaron que el callera de rodillas al suelo.

—Es-cóndete. . —le susurro el contrario apenas audible antes de caer completamente al suelo.

Ella volvió rápidamente a hacerse bolita debajo de unos muebles cubriéndose la boca para evitar soltar un sollozo que llegará a los oídos de el par de armados que se habían acercado al cuerpo del muchacho.

Cerró los ojos con fuerza, un pequeño llanto salió de su boca causando que saltara un poco del susto haciendo presentes más llantos que poco a poco dejaban de ser silenciosos, para ese momento uno de los militares la descubrió.

Lanzo lejos con brusquedad el estante que usaba la chica como techo para esconderse, Chun grito y aquel militar la arrastró afuera de la habitacion en la que estaba tomándola del brazo para enseñarle a su compañero el tesoro que había encontrado.

—¡Suéltame hijo de puta! — Gritó mientras forcejeaba intentando liberar su brazo mientras liberaba más lágrimas por la fuerza que ejercía la mano del militar.

El segundo individuo le apuntó en la cabeza con el arma.

—¡Espera! podemos divertirnos un rato con ella — Chun dejó de moverse y miro el suelo sin saber que decir, los contrarios rieron divertidos.

—Cierto, es joven —Examinó con mirada morbosa a la chica — Primero subamos a este al auto — Dijo mientras se agachaba para arrastrar al joven de pelo largo.

Lanzaron a la chica sobre todos los cuerpos de personas que habían dejado en la parte de atrás del mismo carro donde dejaron al anterior muchacho.

Cayó sobre un cuerpo que aún tenía los ojos abiertos, al notar la cercanía de los rostros se alejó desesperadamente junto con un grito, luego la puerta trasera se cerró y ella no tuvo más que hacerse bolita en una esquina mientras sollozaba y observaba todos los cuerpos que parecía que la juzgaban por aun estar viva, excepto el cuerpo de aquel joven de pelo largo que se encontraba con los ojos cerrados.

(. . .)

Ya no le quedaban más lágrimas, sus labios estaban secos y en su cara solo quedaban los rastros limpios de tierra que sus lágrimas habían dejado sobre sus cachetes, seguía en una esquina de la cajuela abrazándose a si misma mientras observaba cansada los rastros de sangre que habían dejado las personas que ahora se encontraban en una montaña de cuerpos enorme.

—Dieron la orden de quemarlos — Gritó uno de los cinco individuos.

Un par de personas se acercaron a tomar los botes de gasolina que se encontraban en la cajuela del carro donde ella se encontraba, se abrazó más fuerte y se permitió relajarse cuando se alejaron.

—¿Qué hacemos con ella? — Escucho preguntar al último que se había acercado a tomar uno de los botes de gasolina.

—Nos divertiremos, Luego la echamos con el montón — Habló uno de los militares que la habían capturado.

~Un mundo sin aire ~ [Black Knight x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora