𝗬𝗢𝗨 𝗕𝗘𝗟𝗢𝗡𝗚 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝗠𝗘 ───Shawn Mendes

Prólogo

┈┈┈┈┈ ✿;𝗬𝗼𝘂 𝗕𝗲𝗹𝗼𝗻𝗴 𝗪𝗶𝘁𝗵 𝗠𝗲 ┈┈┈┈┈

El día que su vida cambió por completo fue un 9 de Julio del 2004.

Tenía solo 6 años entonces y por obvias razones nunca en la vida había experimentado las típicas maripositas en el estómago y esa sensación de que el mundo se paralizaba cuando veía a alguien.

Para ella, hasta entonces, lo más cercano al amor eran las películas de Barbie y de las princesas de Disney que veía en ese momento, y como no, la relación de sus padres. Ellos estaban juntos desde los 13 años y 17 años después, cuando nació, seguían igual de unidos y enamorados que siempre.

Para ella, el amor en ese momento era algo de adultos, algo que los niños no podían sentir.

—¡Cariño! ¡Ya llegué! —La voz de su padre retumbó por toda la casa.

Dejó sus crayolas y sus lápices, y corrió a recibirlo.

—¡Papi! —abrazó sus piernas y su papá no tardó en tomarla entre sus brazos.

—¡Pero que princesa más hermosa!—dijo al verla con su vestido de Cenicienta— Eres la princesa más bonita de todo el reino, Ali.

—Eso es verdad —dijo su madre mientras se acercaba a saludarlo.

—Y tú eres la reina más hermosa del universo —su padre se acercó y abrazó a su madre aún con ella en brazos.

—¡Me aplastan me aplastan!—se quejó empujandolos con sus diminutas manos.

Su papá la bajó riéndose a carcajadas junto con su esposa.

Ali acomodó sus pequeños anteojos rosados (porque desde niña ya andaba miope) y solo volvió a la sala para sentarse a dibujar como antes.

Sin embargo, el pitido de un camión volvió a desconcentrarla en su dificil tarea de dibujar una mariposa.

El señor Finlay se asomó por la ventana al escuchar el barullo.

—Mira cariño, tenemos vecinos nuevos —le hizo señas a su esposa para que se acercara.

—Oh, eso es maravilloso, esa casa estuvo abandonada por ¿cuanto? ¿Dos o tres años?

—Creo que más, me atrevería a decir que Alison ni había nacido cuando Don Stewart falleció —comentó.

—Deberíamos ir a presentarnos, podríamos llevar las galletas que estoy horneando —Propuso ella.

—Mami no, esas galletas las hicimos nosotras — se levantó y se acercó a sus padres. No quería darle sus galletas a extraños.

su papá se arrodilló a su lado y tomó sus diminutas manos.

—Vamos Ali, estoy seguro que a los vecinos nuevos les encantaría probar tus deliciosas galletas. —una sonrisa dulce se dibujó en su rostro.

Subió la mirada a su mamá quien acariciaba su cabello rubio y luego miró a su papá de vuelta.

—Bien —asentió— pero quiero comer una.

—Trato —su papá levantó su meñique y ella unió el suyo.

Sin dudas, sus padres eran sus mejores amigos.

—¡Alison! ¡Vamos cariño! —llamó su mamá desde abajo.

—Vengo en un rato, Bigotes —le avisó a su gatito que, en ese entonces, era solo un cachorro.

Bigotes se recostó en la cama una vez que Ali salió de ella y torpemente bajó las escaleras hasta la planta baja donde su mamá y papá la esperaban para ir a presentarse con los nuevos vecinos.