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Me levanto de la mesa antes de que puedan decir algo y salgo de la casa. Me siento en la pequeña banca situada en el pórtico.

Minutos después sale mi abuelo y me ofrece una paleta como ofrenda de paz.

-¿Dónde lo conseguiste?.- le preguntó refiriéndome al clásico Cadillac convertible.-¿90 millas por hora?

-Sólo en bajada.-responde el abuelo.

-¿Me lo prestarás?

-Sé cómo fue que perdiste tu licencia de conducir.

-Ese chico del DMV estaba emocionalmente inestable. No era mi intención hacerlo llorar.

-Le creo más a tu mamá.

-Ella dice lo que cree saber. Tiene el récord de los mejores momentos arruinados. Es la misma mujer que me da consejos sobre las relaciones amorosas y esta en el matrimonio número nueve.

-Es el matrimonio número tres.-dice la abuela saliendo de la casa y bajando las escaleras del pórtico.-Y tienes prohibido conducir el auto.

-¿Qué es lo peor que pueda pasar? ¿Qué me muera?.-justo lo que quiero.

-Lo peor es que te lleves a alguien contigo cuando mueras.

~

Comprendo porque mi mamá dejó este pueblo a los 17. Pero la haré pagar por mandarme aquí cuando regresé a casa.

Apuntó ésto último en mi diario y las cajas en la esquina de la habitación me atraen, bajó una por una y después de ver vestidos viejos de la abuela, descubro una caja pequeña de metal con cartas y fotos dentro.

La abuela era linda de joven.

Tomo una de esas fotos y la guardo en mi diario para después amarrarlo a mi brazo como siempre.

Después de guardar todo de nuevo, bajo a la sala y prendo la televisión ya que me muero de aburrimiento.

Pero la televisión no sirve, no logró ver nada. El cable es un asco.

Voy hacia el estudio de la abuela para que arregle el asunto del cable.

-¿Te puedo ayudar en algo?.-pregunta ella después de unos segundos que me paro en el marco de la puerta.

-El cable no funciona. No se ve nada.

-Oh Harry, en esta casa no hay cable.

-¿Qué?

-Puedes rentar videocintas

-¿Videocintas? ¿Qué diablos es eso?

-Tienes todo el océano. Hay tantas cosas por hacer. Ve a caminar por la orilla de la playa.

Fastidiado por esta situación salgo de casa. Llego al muelle y me pongo a ver el océano.

Quiero ensayar mi suicidio, así que me meto al mar y no paro de nadar hasta estar en una parte profunda pero dejando afuera mi diario que sigue en mi muñeca.

Dicen que ahogarte y congelarte hasta la muerte es una de las mejores formas de morir. Te dejas ir. Me pregunto ¿cómo lo sabrán?

~

Camino por el muelle, dejando un rastro de agua por donde pasó.

Un escaparate llama mi atención. Tienen un anuncio donde solicitan ayudantes. Definitivamente quiero dinero pues no quiero pasar mi verano sin dinero.

Entro al restaurante y camino directo a la barra del bar. Sólo hay una persona sentada enfrente de la barra y parece que en cualquier momento vomitará por tantas medias de seda que lleva.

Suicide at 18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora