CAPITULO DIECISEIS

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CAPÍTULO DIECISEIS
UNA CENA DIFERENTE

CAPÍTULO DIECISEISUNA CENA DIFERENTE

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NOVIEMBRE, 1942

Me senté en el ático, en uno de los cinco marcos de las ventanas, a ver pasar los días. Era un día nublado y lluvioso en Gales y cada minuto que pasaba las nubes se volvían más y más sombrías. Parece que en cualquier momento empezará a llover sobre el techo. Una pequeña sonrisa juguetea en mis labios mientras apoyo mi cabeza de pelo negro azabache en la ventana con una pierna aferrada al pecho y la otra colgando de la cornisa saliente.

Han pasado cinco meses desde que Enoch me dijo la verdad sobre sus sentimientos y me rompió el corazón. Desde entonces, nos evitamos mutuamente y, si nuestros caminos se cruzaban, él hacía un comentario malicioso hacia mí y yo no decía nada. No he hablado mucho pero tampoco era muda. La señorita Peregrine siempre me hacía bajar a cenar, pero no interactuaba con todos en la mesa como solía hacer.

Me limitaba a sentarme donde solía y me limitaba a picotear la comida mientras recibía miradas preocupadas de todos, menos de Enoch. Nadie sabía por qué estaba así, sólo Charlie lo sabía. Las palabras de Enoch me dolían más que la picadura de una abeja. Esto era peor que ser rechazada por el chico que te gusta. Para mí, fue ser rechazada por un chico del que te enamoraste y al que prácticamente le contaste todo.

Desde aquel día, he encontrado consuelo yendo al ático y viendo a todo el mundo jugar fuera. Ver cómo los árboles y la hierba crecían más verdes y altos. El ático era bastante grande y no estaba tan cargado. Era casi la hora de la cena y sabía que la señorita Peregrine iba a enviar a uno de los niños a buscarme.

En ese momento salí de mis pensamientos al oír que alguien empezaba a subir las escaleras hacia el ático. Suspiré y volví a mirar por la ventana cuando oí que alguien abría la puerta. Me quedé mirando por la ventana justo cuando una gota de agua cayó sobre el largo ventanal. Una vez que la persona estuvo dentro del ático y cerró la puerta, intenté averiguar quién era por sus pasos. Supuse que era Emma, ya que tenía pisadas pesadas debido a sus zapatos de plomo.

—Bajaré en un minuto, Emma—hablé sin mirar quien era mientras apoyaba mi cabeza contra la fría ventana.

—Siento decírtelo, Johanna, pero no soy Emma—,dijo la voz de un chico, lo que me hizo girar la cabeza hacia la voz y ver a Víctor con una expresión divertida.

—Hola Victor—saludé con una pequeña sonrisa mientras me sentaba erguida mirando hacia él.

—Hola Johanna. ¿Cómo estás?—Pregunto Victor con preocupación y angustia en su voz.

—Bien—dije con una sonrisa tranquilizadora en la cara a lo que Víctor suspiró y negó con la cabeza.

—Por favor, dime la verdad—dijo Víctor mientras se acercaba a mí con pura preocupación en sus ojos haciéndome bajar la mirada y evitar sus ojos.

𝐒𝐍𝐎𝐖 𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 | ᵉⁿᵒᶜʰ ᵒ'ᶜᵒⁿⁿᵒʳ ✗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora