Capítulo 34.

77.7K 4.5K 1.2K
                                    


Capítulo 34. La misma página

Ashley Greythorne 

20 de diciembre 2021

—¿Qué me compraste para navidad?

—¿Por qué te compraría algo? —cuestiona Astrid mordiendo la mitad de su galleta de muñeco de jengibre antes de ofrecerme el resto, la tomo mientras la observo alzando las cejas.

—Porque eres mi copia, obviamente.

—Yo nací primero, así que tú deberías pensar en comprarme algo—revira, le frunzo la nariz dándole una mirada odiosa antes de desviar la vista por el lugar.

—Sigue soñando, ardilla—Mis dedos envuelven su dedo índice mientras caminamos por el centro comercial.

Dentro de unos minutos van a encender el árbol del ala izquierda en la plaza, venimos cada año—a excepción del primer año que ella se fue a Holanda —y esta vez no sería otra excepción. A veces mi lado rencoroso sale a relucir y quiero estar lejos de ella, pero al fin y al cabo es mi hermana gemela, es raro estar lejos cuando podemos estar cerca.

—Tienes que comprarme algo porque no me trajiste nada de Holanda—Vuelvo a insistir y Astrid me mira sobre su hombro con un resoplido, suelto su dedo para deshacer la envoltura de mi caramelo de bastón a rayas antes de llevarlo a mi boca y ella extiende su mano hacia mí, vuelvo a envolver mis dedos en su índice.

—Estoy tentada a abandonarte aquí.

—Eres tan tonta que crees que no voy a poder regresar a la casa, ardilla estúpida—pellizco el dorso de su mano.

—Lo harás, pero soy yo quien conduce, idiota, tendrás que regresar caminando—Me saca la lengua en un gesto odioso y yo resoplo—. ¿Vas a comprarle algo a tu noviecito?

—Voy a matarlos a todos ustedes juntos por llamarlo así—Me quejo cuando me obliga a detenerme frente al cristal de una de las tiendas.

—Como si no te divirtieras con ello—masculla volviendo a caminar por el pasillo, en su otra mano hay un café helado junto a una dona glaseada de chocolate de la cual robo la mitad mientras seguimos caminando.

Normalmente intercambiamos regalos aquí, son cosas simples porque no es ninguna festividad aún, solo una estupidez de darnos algo por venir juntas.

Así que me separo de ella luego de unos minutos para regresar a la tienda de joyería que vi mientras pasábamos.

Mientras camino por el lugar no puedo evitar sentirme inquieta, si bien podría pensar que Bonnie va a esconderse luego de esto no creo que sea así, creo que va a continuar vigilándonos, siento que va a analizar lo que hizo para hacerlo aún peor luego.

Si algo he aprendido es que a este tipo de personas no les importa nada, de la misma forma en que su hermano no tuvo problemas en dispararle al mío; de la misma forma en que ella no tuvo remordimientos en apuñalar a Carson.

Me estremezco por inercia mirando alrededor antes de entrar a la joyería, observo los collares a través del cristal mientras aprieto mis dedos entre ellos haciéndolos resonar.

Encuentro el que quiero, un dije en forma de bellota brilla en color oro con pequeños detalles un poco más claros, creo que el apodo de ardilla para mi gemela ya es fijo, así que eso es interesante.

Lo pido antes de trasladarme a otra tienda, sin embargo, no encuentro nada más que atraiga mi atención a excepción de la taza con forma de oso y una camiseta con un puercoespín bordado.

El placer de odiarnos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora