—¿Sigues con esa canasta? —digo un poco disgustado.
—Sí, Frank, ¿por? —voltea a verme.
Mi impulso de decirle que esa cosa no tiene ni una pizca de gracia (como él) me está ganando, pero mi cuerpo de tela se relaja y continuo:
—Wally, si querías llevar esa canasta, por lo menos la hubieras llenado de sándwiches o empanadas, yo qué sé; pero no de ocho kilos de manzanas.
Él solo mira su cesta como si se cuestionara si en realidad hay ocho kilos de manzanas.
—¡Chicos, vamos! —grita mi otra vecina: Julie.
El muchachito, yo y mis vecinos nos encaminamos a un bosque. Un bosque que no es bosque a juzgar por sus coloridos árboles y el césped de un verde chillón. Cuando llegamos, Julie le dirige la palabra a Wally:
—Wally, ¿qué traes ahí?, ¿comida? —interroga acercándose, con ansias de encontrar algo rico.
—A mi me gustaría algo refrescante —insinúa Poppy, otra vecina.
Pobres señoritas. Están cegadas por el hambre y la sed que al abrir esa canasta sus ganas se van bruscamente.
—¿Por qué llevas tantas manzanas, Wally? —dice Julie tomando una manzana y regresando a verlo.
—Solo es un capricho —contesto tendiendo una manta en el suelo.
—Bueno, al menos yo si traigo agua —añade Barnaby, una clase de perro humanoide—. Toma, Poppy —alarga el brazo.
—Pero Wally... —va por decir algo Julie, pero se detiene—. Bueno, ¿alguien trajo algo más que manzanas?
—Yo —respondo—. Yo sí pienso.
—Con todo respeto, cállese vecino —interrumpe Wally—. Como veo que a nadie le agrada mis manzanas, y si me disculpan, me voy —dice para pasar a retirar de las manos de Julie la manzana que agarró, guardarla, marcar su canasta e irse tranquilamente.
***Un cuentito antes de los exámenes 😿.
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CANASTA
फैनफिक्शनPequeño cuento de Frank y Wally. (Personajes no de mi autoria. Pertencen a Clown, creador del juego)