reina de reyes ─ viserys i targaryen (dance of dragon, asiof).

OSCURO ━ capítulo once

𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐎
capítulo once

( 𝐃𝐄𝐒𝐄𝐌𝐁𝐀𝐑𝐂𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐘 )

Los inquietos y removidos días en la fortaleza fueron suplantado por silenciosos casi inmóviles, no se hallaba por los pasillos a la princesa y su dama ir correteándose con sus guardianes tras ellas, gritando que tuvieran cuidado con los escalones, pues para lo único que se veía a Rhaenrya prestar atención era a sus nuevos deberes como señora de Rocadragón, repentinamente más ocupada de lo común, aceptando a regañadientes el como la aun mano del rey Ser Otto, logro convencer a todo el consejo privado de su padre, al igual de un "repentino" viaje de los monarcas, a peticiones del mismo consejo manejado por los Hightower, quienes alegando que la reina Alicent tenía que hacer uno de los recorridos que hizo la bien amada reina Alysanne Targayen en Poza de las Doncellas para bañarse en el Pozo de Jonquil como no pudo hacerlo la bondadosa reina y así dar a luz a un futuro príncipe o princesa fuerte, para no sufrir la tragedia de la reina Targayen con su primer niño junto al rey Jaehaerys I

Para mala suerte de la myriense, quedo encerrada en murallas de piedra rojas rodeada de serpientes verdes con Rhaenrya ocupada con sus deberes era imposible alzar la voz al ser una simple favorita. Según la Lordmano, debido a su condición estorbosa, no necesitaba protección por lo que, a la fuerza, hizo que Ser Steffon se alejara de su protegida, de la misma forma alejo a su hermano Bufón y todos en el piso de su recamara, se le llegaba a dejar dos comidas al día.

( . . . )

Respiraba entrecortada, no era su agrado abrir sus ojos y solo tener la visión de solo uno de ellos, la llegaba a agobiar tanto de terminar llorando y durmiéndose al salir el alba para despertar con la vista irritada junto a un dolor de estómago en cuanto caía el ocaso. A veces a mitad de la noche cerca de la hora de los fantasmas, finalmente podía relajar sus músculos, en especial sus manos que duraban horas hechas puño que incluso llegaba a dañar su propia palma dejando rastro de sus uñas, aunque la noche sea peligros y oscura, la pequeña damisela sonreía, aunque sea un poquito pues en medio de ese abismo oscuro que era su habitación, la bailarina veía bultos, sombras por su ojo morado, veía, para nada nítido, borroso incluso llegaba a marearla, pero la myriense lograba ver, mientras menos luz más fácil era la visión de su ojo afectado;